Desinformación

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FELIPE PAULLIER
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La desinformación como herramienta de comunicación hacia la opinión pública, en particular cuando incluye elementos de información falsa o engañosa.

Que muchas veces se difunde intencionalmente con el objetivo de engañar y manipular las creencias, opiniones o emociones de la población, constituye un verdadero problema en las democracias modernas.

Nuestro país, históricamente se ha caracterizado por un nivel de diálogo y debate político diferencial en comparación con la región. Quienes hemos tenido la oportunidad de participar en espacios de formación o discusión académica en el exterior, más de una vez hemos escuchado que al Uruguay se lo presenta como la excepción a la regla en América Latina, respecto a sus valores democráticos y solidez institucional.

Lamentablemente, en estos últimos años, el debate empieza a mostrar algunos indicios de deslizarse hacia un terreno que nos acerca a aquellos de los que siempre nos quisimos diferenciar.

En particular, el uso de la desinformación como herramienta política, que se refleja en palabras y discursos de medias verdades de algunos actores de la oposición, calan más profundo de lo que creemos.

Las redes sociales, se convierten entonces en el lugar perfecto para ensanchar brechas. En este contexto, más que nunca, es necesario que los referentes sociales y políticos antepongan el interés nacional al corporativo. Lamentablemente, no todos parecen estar a la altura.

El más reciente de estos impulsos por construir relatos catastróficos, lo vimos estos días por parte de algunos actores políticos de la corporación médica, afines a la oposición, que difundieron datos parciales y sin análisis respecto al gasto que ASSE realizó en 2021 en medicamentos.

Con total liviandad, utilizando los 140 caracteres que habilita para publicar la red social Twitter, se mostraron los presuntos “datos” a partir de información parcial de la rendición de cuentas, acompañándolos con supuestos testimonios que claramente sólo perseguían el objetivo de desacreditar la actual gestión del organismo. Otra vez, se busca instalar un falso relato sobre la disminución de la inversión social en relación a la población más vulnerable de nuestro país.

Las fuentes objetivas, sin embargo, muestran una realidad diferente. Según lo comunicado por el presidente de ASSE, Dr. Leonardo Cipriani, en el año 2021 el organismo invirtió 3.433 millones de pesos, lo que implica un crecimiento del 15%. Este dato además, se correlaciona con la información publicada por fuentes de la Asociación de Laboratorios Nacionales (ALN), que refleja que los años 2021 y 2022 marcaron récords en la compra de medicamentos por parte del Estado Uruguayo.

Frente a una sociedad que plantea desafíos complejos, el primer acuerdo que debemos hacer aquellos que ocupamos ciertos espacios de liderazgo social o político es el de ser fieles a la verdad.

En un mundo bombardeado por las redes sociales, donde la capacidad de viralización de un mensaje es enorme, el manejo responsable de la información es el primer paso.

Cuidar lo que históricamente nos ha destacado en el mundo, requiere de madurez y responsabilidad. Transitemos los debates con la honestidad intelectual que todos los uruguayos nos merecemos.

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