Después del 30 de junio, ¿qué?

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A tres semanas de las internas, las candidaturas parecen estar casi definidas en todos los partidos. Se sostiene que no habrá sorpresas y que los postulantes que muestran como favoritos hoy la totalidad de las encuestas, serán los que se enfrentarán en las urnas en octubre próximo.

Allí empezará la verdadera competencia y es a partir de entonces que la ciudadanía tendrá que decidir entre continuar el proceso de transformación que comenzó a vivir el país en 2020 o retroceder a los tiempos en que “lo político estaba por encima de lo jurídico” o “como te digo una cosa, te digo la otra”. Pero para llegar a la instancia de octubre y el balotaje de noviembre, habrá que conocer las propuestas. Hasta el momento estas han pecado por su ausencia y se han limitado a acusaciones por parte de la oposición por lo hecho o dejado de hacer por el gobierno. Desde el oficialismo, abundan recriminaciones a la oposición por la traba constante a cada una de las acciones del Poder Ejecutivo.

El gobierno tiene su mejor carta de presentación en la obra realizada en estos años. Pese a las dificultades y a lo acotado del tiempo por la pandemia, su obra es muy importante y puede verse en todo el territorio nacional. Como lo he dicho en otras ocasiones, solo alcanza con salir del tugurio de Montevideo y recorrer el país real.

En los departamentos del interior se ven las obras de vialidad que han cambiado y rehecho carreteras y caminos como nunca antes se había logrado. Ver también los emprendimientos agropecuarios y agroindustriales que, aún en proceso de recuperación por la sequía más severa desde que se guardan registros y el exceso de agua posterior, muestran un dinamismo más que interesante. ¿En qué se traduce todo esto? En trabajo y mejor calidad de vida para la gente.

Hay tres obras emblemáticas que se convertirán en íconos de esta administración: el puente de la Charqueada que unió Rocha con Treinta y Tres, el Hospital del Cerro en Montevideo y la eliminación del asentamiento Kennedy en Punta del Este y su traslado a un barrio nuevo, aún sin bautizar, pero con viviendas dignas y todos los servicios. Estas tres obras, además de estar unidas por un enorme compromiso social, tienen la particularidad de que llevaban esperando, cada una, más de seis décadas. Y se materializaron en lo que va de la actual administración.

En el debe, quedan cosas, muchas. Algunas particularmente sensibles y dolorosas. El tema del combate al narcotráfico, encabeza la lista. Ya lo mencioné el sábado pasado en esta misma columna. Qué bien le haría al país un acuerdo entre todos los candidatos a la Presidencia para sumar esfuerzos y llevar adelante una política de Estado que comience a poner fin a este flagelo. Los que surjan elegidos el 30 de noviembre, tendrán la palabra. Y tal vez sea la oportunidad de honrar una de las mejores tradiciones del país: acordar y lograr consensos para solucionar temas dramáticos.

En estas tres semanas, seguiremos viendo y escuchando pirotecnia. Ojalá que esos fuegos de artificio sean estallidos puntuales, y que la campaña con miras a las dos instancias que vendrán luego, se base en un debate de ideas, propuestas, compromisos y proyectos. No le hace bien al país que la agenda política la marquen mendaces denuncias de oscuros personajes o filtraciones de supuestos chats de la Fiscalía.

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