Distribuir la miseria

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En momentos de redactar estas reflexiones, aun resulta incierto el resultado del tratamiento final en la Cámara de Diputados argentina, de la llamada Ley Bases y el Paquete fiscal.

Culminaría así una fase impregnada de incertidumbre, desafíos, errores y rectificaciones luego del fracaso de la estrategia original de la excepcionalidad, que partía del supuesto de que todo el sistema aceptaría medidas y procedimientos inéditos por el hecho de estar frente a una profunda crisis. En lo económico se consolidó un brusco ajuste fiscal que permitió bajar la inflación y recuperar cierto orden macro; en lo político quedará el mérito de hacer pasar por el Congreso el proyecto más ambicioso que se recuerde, aunque fuera con acuerdos.

No obstante, el punto crítico actual es la recesión, con una actividad económica que no se ha beneficiado por la baja de la inflación, por el contrario eliminando puestos de trabajo en lugar de crearlos. 5,1 puntos de caída del PBI en el primer trimestre y derrumbe del 7,8% en el consumo privado. En caso que el Congreso convalide la Ley Bases y el paquete fiscal, su instrumentación representa una oportunidad para profundizar el plan de reformas presidencial, pero también un gran desafío si se contempla los déficits de gestión que ha exhibido.

Y así como en la primera fase el Gobierno dependía para las leyes de un poder que no controlaba -el Congreso-, ahora ocurriría lo mismo con el FMI: sin un nuevo acuerdo, que implique un desembolso de dólares, es muy difícil imaginar ese sendero. Cuesta entender un nuevo frente abierto por el presidente atacando al director de la entidad que debe precisamente ayudarlo.

Conducta autodestructiva similar a las agresiones presidenciales contra los legisladores que son aquellos que deben aprobar sus propuestas.

Por su parte, una nueva gira internacional del presidente coronó una serie de publicaciones que piden por “un Javier Milei” y muestran el interés que la actual realidad argentina ha despertado en el mundo.

Empresas globales, necesitadas de destinos para canalizar sus inversiones, continúan observando con atención el devenir argentino, a poco que se den las condiciones de estabilidad institucional, seguridad jurídica e incentivo para la inversión privada, transformar una situación de atraso, pobreza y carencia de horizontes, en un panorama profundamente auspicioso. Es en este marco, que quizás resulte oportuno para los argentinos, formularse dos preguntas:

La primera: ¿Estará el mundo equivocado, al recibir al actual presidente de los argentinos? ¿No será que en el exterior, contemplan una realidad que trasciende las pequeñeces de los enfrentamientos internos, que lo único que han logrado es profundizar el estancamiento y la pobreza?

Y finalmente, la cuestión no menor que da título a estas reflexiones: ¿Desean los argentinos perpetuar un estado de distribución de pobreza, carencias y ausencia de esperanza, o estarán dispuestos a superar falsas y estériles proclamas, intentando insertar al país en un sendero de trabajo, inversión, innovación y posibilidades de futuro. Depende únicamente de la decisión de nuestra gente.

* Economista argentino. Presidente honorario de la Fundación Grameen Argentina.

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