¿Dónde están los neoliberales?

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El realojo del barrio Kennedy; el centro de referencia en Casavalle; el hospital del Cerro: ¿dónde está el gobierno antipopular y neoliberal que desdeña a las clases populares?

Por muchos lustros hubo un discurso izquierdista que incidió fuertemente en el sentido común ciudadano del país y que fijó roles claros y distintos para el Frente Amplio (FA) por un lado y para los partidos que hoy conforman la Coalición Republicana por el otro: moralmente superiores, genuinamente preocupados por los más pobres y defensores de las causas populares, el de los dirigentes y simpatizantes del FA; representantes o títeres de los poderosos, desinteresados por el cotidiano de las grandes mayorías populares, y mezquinos egoístas vendidos a la rapacidad del capital extranjero, el de los dirigentes y simpatizantes de los partidos de la CR.

Fue una caricatura que la academia local, siempre mayoritaria y religiosamente izquierdista, decoró con una miríada de argumentos mentirosos y medias verdades fulminantes. Hasta el 2005, nunca se ocupó con un mínimo de seriedad en destacar la formidable baja de la pobreza y el crecimiento económico entre 1985 y la crisis argentina pos 2001; y jamás reconoció la legislación que potenció el desarrollo nacional -desde la ley de puertos, pasando por el marco energético, siguiendo por la reforma electoral o la seguridad social, o terminando por la baja de la inflación y el grado inversor, por citar algunos pocos ejemplos-. Y fue una caricatura azuzada por el poder sindical y las reiteradas campañas plebiscitarias o referendarias que, siempre, procuraron poner el palo en la rueda del avance del país.

Todo ese discurso tuvo su paroxismo en la campaña hacia el balotaje de noviembre de 2019. Hoy causan risa, pero todo el aparato cultural, político y social izquierdista se movilizó contra el cuco neoliberal con mentiras y calumnias que no alcanzaron su objetivo de impedir el triunfo de Lacalle Pou, pero cuyo veneno siguió esparciéndose vigoroso hasta la campaña por el referéndum de 2022. Al iniciar el ciclo electoral de 2024, se constata el mismo talante: todos en el comité de base repiten como un mantra, alineaditos, con las manitos entrelazadas, hamacando la cabeza sincrónicamente, con los ojos en blanco, a media voz de corrido y sin parar: gobierno más corrupto de la historia al servicio de los más ricos y sin rumbo.

El problema para el FA es que ese discurso ya no incide tanto como antes en nuestro sentido común ciudadano. No solamente porque todos vemos que salimos de la crisis mundial del Covid mucho mejor que nuestros vecinos (el ideal kirchnerista del FA se hizo puré), que hay más trabajo y que el salario real subió; sino porque, al fin de cuentas, son estos que venían con tanta mala fama, y no los zurditos que eran tan cracks, los que hacen obras que, evidentemente, eran muy necesarias para los más pobres.

Una angustia recorre hoy el comité de base: esto recién empieza. Quedan varios meses por delante en los que el gobierno de la CR va a terminar destrozando el relato maniqueo que tan buen resultado dio a los zurdos durante tantos lustros. Para la primavera el FA corre el riesgo de que, incluso tras el muro de yerba, alguno se termine preguntando: pero, ¿y dónde están los neoliberales?

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