El 113

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Es notable cómo algunos quieren relativizar las consecuencias de una votación favorable al plebiscito contra la ley de reforma de la seguridad social. Que para el pueblo uruguayo “será otra crisis del 2002” es el concepto más gráfico dicho sobre la catástrofe que ocurriría en tal circunstancia. Fue esta una expresión acuñada por el economista Gabriel Oddone. Es compartida por la unanimidad de los economistas nacionales que aconsejan contundentemente no votar el “SÍ” socialista para derogar la ley jubilatoria.

En este coro unánime revistan -incluso- 112 economistas del Frente Amplio. Pero, recientemente ha aparecido un economista discordante. El economista 113 es: ¡el propio Gabriel Oddone! Recuerda al: “Me pongo el pongo y me saco el saco” de un personaje cómico de un viejo programa televisivo, dicho mientras se ponía y sacaba el saco, dando señales de mareo. El cambio se debe a que el profesional mencionado ha sido designado como posible ministro de Economía.

La contradicción fue recordada en un espacio televisivo por la economista del Partido Nacional Laura Raffo (Todas las voces, canal 4). Tenía como contraparte en la oportunidad al también economista Mario Bergara.

Ahora dice Oddone que si saliese el plebiscito -al que no aprueba- un gobierno frentista arreglaría la inevitable “crisis del 2002” citada (la explicación del “cómo” queda a cargo de los Orsi, Abdala, Sánchez, Andrade y Blanca Rodríguez, entre otros). En el contrapunto televisivo citado, Raffo, además de dar medidas concretas para abaratar el precio de varios artículos que pesan en la canasta de los hogares uruguayos, afirmó un gobierno de coalición no creará nuevos impuestos. Respecto a no poner más impuestos, no lo comparte Bergara. Es obvio porque hay medidas del programa frentista -¿lo sabe Oddone?- que requieren un carnaval de impuestos. Como el plan para construir viviendas estatales con fondos públicos, y darlas en alquiler regalado destruyendo la inversión en la construcción y el mercado libre inmobiliario hoy vigente.

Oddone con pasado socialista, al que renunció públicamente para dedicarse a la atención capitalista de empresas en una lucrativa actividad, ha retornado notoriamente a sus simpatías primeras. Con el Oddone “creíble” que calmará los mercados sentado sobre un volcán vivo de depredación nacional, la cosa no cierra. Es como el embarazo de la mujer, no existe la mujer “un poquito embarazada”. O se está con la estabilidad nacional actual o con -como Oddone “dixit”- con los promotores de una nueva catástrofe del 2002. No caben medias tintas.

De igual gravedad es la destrucción de la Constitución y el orden jurídico republicano. En la consulta plebiscitaria comunista se quieren registrar en la suprema ley del Estado, conceptos económicos tales como el monto mínimo de las pasividades y la edad mínima jubilatoria. De difícil modificación posterior si las circunstancias nacionales lo precisaran.

Sería bueno Oddone hiciera una consulta a sus socios abogados del estudio en que trabajaba sobre si cabe hoy su personal tolerancia con la destrucción de la seguridad jurídica nacional. Y, cómo lo arreglaría un próximo gobierno si gana el Sí del plebiscito.

Hay una sola respuesta: ¡Nunca más podrá arreglarse!

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