El arco oscuro que rodea a Europa

El encuentro de Vladimir Putin con Kim Jong Un en Pyongyang y los acuerdos que firmaron en el terreno de la cooperación económica y militar inquietaron incluso a Xi Jinping, pero esta nueva alianza ruso-norcoreana extiende su sombra amenazante y oscura principalmente sobre Europa.

No está claro que los acuerdos que incluyen intercambio de armas y municiones por tecnología militar, incluyen cooperación rusa con el programa nuclear norcoreano. En la década anterior, Putin había apoyado sanciones internacionales contra ese programa. Pero las necesidades militares que generó a Moscú la guerra en Ucrania generan la inmensa duda. Lo que está a la vista del mundo incluye un gesto de Putin hacia su anfitrión en Pyongyang: regalarle un Aurus, carísima limusina, a un amante de los automóviles de lujo. Eso implicó violar una de las sanciones que rigen sobre Corea Norte, como el intercambio de armas y municiones por tecnología. Pero podría haber mucho más.

Los de Rusia y Corea del Norte no son los únicos líderes extremistas y autoritarios considerados una amenaza por los europeos. El máximo líder de Hezbolá Hassan Nassralah, amenazó con atacar a Chipre si desde esa isla del Mediterráneo oriental parten embarcaciones con soldados israelíes hacia la costa norte del Líbano y si despegan drones y aviones de combate de Israel que bombardeen sus bases en el territorio libanés.

Si la organización político-militar del chiismo radicalizado libanés ejecuta la amenaza de su líder, el conflicto llegaría a Europa, porque aunque Chipre no haya ingresado a la OTAN, es territorio europeo y parte integrante de la Unión con capital en Bruselas.

Esa isla que fue sometida por muchos imperios (el de Alejandro Magno, el romano y el otomano, entre otros) se independizó del colonialismo británico en 1960 y, diez años más tarde, Turquía invadió y ocupó el norte, donde la población es turcochipriota.

En el sur, la porción más grande de la isla partida por la llamada “Línea Verde” que divide incluso a su capital, Nicosia, la población es grecochipriota, o sea de etnia helénica. Una población en la que aún late la voluntad de “enosis”, que significa unión con Grecia.

El sur de Chipre tiene similitudes topográficas con buena parte del territorio del territorio de Líbano. Ambos poseen extensiones montañosas con bosques de coníferas. Por eso el ejército israelí, cuyo Estado mantiene buena relación con Chipre, podría haber entrenado o estar entrenando en ese país insular a las tropas que podrían incursionar y combatir en territorio libanés.

Esa es la razón por la cual Hezbolá amenazó al gobierno chipriota con lanzar ataques sobre el sur de la isla en el caso de que Israel la utilice para lanzar desde allí operaciones de desembarco y otro tipo de ataques sobre Líbano.

En ese caso, lo que Europa ve como un problema amenazante son dos liderazgos de perfil extremista. El líder chiita ultraislámista Hassan Nasralla y la organización político-militar que encabeza, un brazo terrorista del régimen de los ayatolas iraníes, además del primer ministro ultraconservador Benjamín Netanyahu y el gobierno de fundamentalistas y supremacistas que impera sobre Israel.

Más allá de que no sean equiparables una organización terrorista y el gobierno de un Estado democrático que mantiene sus instituciones y leyes que limitan al poder político, el liderazgo que gobierna Israel tiene posiciones exacerbadas y comete crímenes de guerra en Gaza, además de llevar a cabo acciones desmesuradas que ponen el país a contramano del grueso del mundo, aislamiento inmensamente peligroso para los israelíes, para la región a la que envenenan Hezbolá y el sanguinario Hamás, y para un punto del planeta que, de estallar, alcanzaría con sus esquirlas un radio mucho más amplio que el Oriente Medio.

De ese modo, el arco sombrío rodea a las democracias europeas desde la otra costa del Atlántico, con Trump acercándose nuevamente al Despacho Oval de la Casa Blanca; desde el noreste, con Putin invadiendo Ucrania y aliándose con el lunático régimen norcoreano, y desde el sureste con el terrorismo de Hezbolá amenazando a Chipre y con el gobierno extremista de Benjamín Netanyahu, incapacitado ideológica y moralmente para otra cosa que no sea la guerra y el expansionismo.

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