Las conclusiones del informe del Panel de Expertos de las Naciones Unidas sobre las elecciones presidenciales del 28 de julio confirman las del dictamen del Centro Carter.
Una de las características del Panel fue que, dice su informe, “estuvo desplegado a Venezuela desde finales de junio hasta el 2 de agosto de 2024 para la elección presidencial celebrada el 28 de julio de 2024”.
El Panel comprobó que el “período preelectoral estuvo marcado por continuas restricciones al espacio cívico y político. La campaña del gobierno dominó los medios de comunicación estatales, con acceso muy limitado para los candidatos de la oposición. Numerosas restricciones al derecho a postularse para cargos públicos se mantuvieron vigentes para varias figuras políticas prominentes”. Este fue el caso, entre otros, de María Corina Machado.
El acto electoral, “se desarrolló en un ambiente predominantemente pacífico y estuvo bien organizado logísticamente”. En general, “los votantes se mostraron pacientes y con entusiasmo por participar, “a pesar de los largos tiempos de espera y los reportes de cambios de último momento de las mesas de votación”. El CNE y los partidos de oposición “reportaron cifras similares de participación” (59,97%) de los registrados.
Una comprobación importante fue que todos los contendientes reconocieron que el sistema de votación electrónica “estaba bien diseñado y era confiable”. Una característica que, finalmente, se volvió en contra de la dictadura venezolana.
Luego de la votación, la “transmisión electrónica de resultados funcionó bien inicialmente, pero se detuvo bruscamente en las horas posteriores al cierre de las mesas de votación”, sin que se diera una explicación satisfactoria. En la madrugada, el CNE “anunció oralmente” que luego de haber recibido el 80% de los resultados de las mesas de votación, Maduro había ganado la elección con el 51,2% de los votos. El 2 de agosto, el CNE proclamó que luego de haber sido escrutado el 96,87% de los votos, había ganado el caballo del comisario, con el 51,97% de los votos.
Desde entonces, el “CNE no publicó, y aún no ha publicado, ningún resultado (o resultados desglosados por mesa de votación) para respaldar sus anuncios orales, según se contempla en el marco legal electoral”.
En cambio, la oposición, con gran coraje e inteligencia, reunió y publicó en Internet copias del 83,5% de las actas de votación que demuestran cual fue la voluntad de la sociedad civil venezolana: 67% (7,3 millones de votos) por el principal candidato opositor, frente a 30% (3,3 millones) por Maduro. Este es solo parte del panorama, restan los siete y medio millones de venezolanos que votaron con los pies, emigrando del paraíso del socialismo bolivariano.
El informe concluye: “En resumen, el proceso de gestión de resultados por parte del CNE no cumplió con las medidas básicas de transparencia e integridad que son esenciales para la realización de elecciones creíbles. Tampoco siguió las disposiciones legales y regulatorias nacionales, y todos los plazos establecidos fueron incumplidos. En la experiencia del Panel, el anuncio del resultado de una elección sin la publicación de sus detalles o la divulgación de resultados tabulados a los candidatos no tiene precedente en elecciones democráticas contemporáneas”.