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El cierre de un diario

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DANILO ARBILLA
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Me dicen que mañana cierra un diario. Mala noticia. Perdemos todos.

El poeta ingles John Donne decía en versos maravillosos que la muerte de un hombre nos disminuye a todos porque todos somos parte de la humanidad. Y advertía magistralmente: “por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; están doblando por ti”.

Esta vez las campanas doblan por el diario El Pueblo de Salto; y doblan por todos.

La peste se nos lo lleva. Fue fundado hace 62 años y emplea 55 funcionarios.Totalmente al día con el Estado. Ni un convenio. “Hacer bien los deberes no nos dio para pasar de clase”, me dijeron allí.

Se quedó sin plata para comprar papel. Hay grandes diferencias, desde luego, pero en cuanto al resultado es lo mismo que le pasó a La Prensa de Managua o al Nacional de Caracas. En aquellas dictaduras le tienen miedo a los diarios; la redes no le preocupan, las copan. Pero los diarios miran a la cara, se paran de frente y no ceden ni aflojan en el uso de su libertad, que es la de todos. Por eso cierran los diarios.

Sería una barbaridad decir que aquí los cierran, pero sí parecería que no les importa que cierren. ¿No los creen necesarios? ¿Basta con un twit? ¿Y de qué sirve uno o cien twits, si no los levantaran los diarios, las radios y la TV?

Y no es un palo para la presidencia, es para el Poder Ejecutivo y el Legislativo. La gente de El Pueblo tocó todas las puertas y sin éxito. Prolongó unos días más su cierre a pedido de su personal, en espera de alguna salida. Anoche había una reunión, ojalá haya sido para bien.

El Pueblo, sin duda, es una víctima directa del COVID-19. La prensa del interior cumple una tarea que por momento es heroica. Los lectores o los escuchas viven a la vuelta, van al mismo boliche, compran en los mismos almacenes, todos los días pasan por la puerta de tu casa. Y eso no es changa. Así se ha entendido y se han dispuesto medidas de apoyo a esa prensa de tierra adentro. El caso del Fondo de Fomento a la prensa del interior, es el que tiene mayor tiempo. Para los medios escritos es básico para poder comprar el papel. Y por eso lo de El Pueblo. Los recursos para el FF resultan de una pequeña comisión que se aplica a la venta de pasajes al exterior. Vino la peste y se pararon los aviones. El FF se quedó sin fondos. Pocos casos son tan flagrantes. Sin embargo no se compensó, no se previó una ayuda extraordinaria y un apoyo vigilante como ocurrió para otros sectores. Puede que no le gusten los diarios, pero ocurre que además allí trabaja gente.

A poco de instalarse la pandemia hace 20 meses, la SIP convocó a una reunión urgente de su Consejo Ejecutivo para tratar el tema y los riesgos que aparejaba. Se trabajó, se advirtió públicamente lo que iba a venir, y que vino, e incluso su presidente, en aquel momento Christopher Barnes, envió una carta a cada uno de los presidentes de las Américas, entregadas en manos propias, señalando la necesidad de que los gobiernos previeran las medidas en defensa de la “información confiable que generan los medios periodísticos”.

“En tiempos de crisis y emergencia, el periodismo independiente y los medios profesionales son esenciales para las naciones libres. Asegurar su viabilidad y permanencia es una responsabilidad de las sociedades democráticas”, reclamo la SIP.

Muchos gobiernos se hicieron eco y previeron. Uruguay no está entre ellos y si lo está es por allá atrás.

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