El compromiso de servir y proteger

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GINA MONTANER

Un día después de que se anunciara la muerte del ex secretario de Estado Colin Powell por complicaciones del COVID-19 otras figuras públicas hablaron abiertamente de sus padecimientos. 

Y si lo hicieron fue, en parte, porque los anti vacunas inundaron las redes sociales con falsa información y sus teorías.

La familia de Powell informó que tenía Covid en el momento de su muerte, pero también se divulgó que a sus 84 años batallaba contra un mieloma múltiple, un agresivo cáncer que ataca el sistema inmune. De hecho, iba a recibir la tercera dosis de refuerzo cuando se le diagnosticó que tenía el virus. Poniendo en contexto la noticia, los expertos enfatizaron que precisamente es la inmunización de grupo lo que acaba por proteger a las personas vulnerables como los enfermos de cáncer o los ancianos.

No perdió tiempo el conocido periodista de CNN John King en revelar que tiene esclerosis múltiple y que agradece a su empresa que imponga como requisito la vacunación, pues a alguien como él, con problemas de inmunidad, esta medida le confiere más protección. Ese mismo día Neil Cavuto, un presentador de la cadena FOX que también sufre esclerosis múltiple, dio a conocer que había contraído el virus y que gracias a estar inmunizado estaba a salvo de complicaciones como los no vacunados que ingresan al hospital.

Todo esto sucede en un momento en el que varias ciudades del país impulsan la obligatoriedad de la vacunación entre los funcionarios públicos a la vez que enfrentan resistencia, incluso desobediencia manifiesta, por parte de ciertos gremios.

El caso más destacado es de los sindicatos de policías que se niegan a seguir estos mandatos de protección que benefician tanto a los agentes como a la población civil. Su principal argumento es que coartan las libertades individuales. Como contrapeso, el doctor Anthony Fauci, una de las eminencias en el país sobre enfermedades infecciosas, asegura que esta resistencia no es razonable por desafiar a la ciencia y enfatiza que actualmente los policías están muriendo más a causa del Covid que por muertes violentas. Pero el presidente del sindicato policial de Chicago, John Catanzara, ha llegado a comparar el requisito de vacunación a las cámaras de gas bajo el nazismo.

Esgrimiendo un pensamiento retorcido, este señor invoca la libertad de los estadounidenses con el símil de un episodio traumático que se llevó por delante las vidas de 6 millones de personas. Con total frivolidad parece ignorar el número de muertos que ha provocado esta pandemia global y el esfuerzo titánico que ha significado elaborar contrarreloj vacunas seguras que, tal y como se está comprobando, otorgan protección y la esperanza de erradicar el virus como sucedió con la polio y la viruela.

La misión de los agentes de policía es garantizar la seguridad ciudadana y es crucial que estén vacunados contra un virus que podría matarlos en su interacción con tantas personas, así como potencialmente poner en peligro a otros si lo trasmiten. Ha sido demasiado el sufrimiento en estos tiempos de pandemia para tomar a la ligera algo que exige la responsabilidad de conjunto y el respeto a la libertad dentro del marco democrático. Un verdadero despropósito que desvirtúa el compromiso de servir y proteger.

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