El proteccionismo cepalino

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El predominio de las ideas de Keynes fue casi completo hasta la década del setenta del siglo pasado y ocupó el lugar de la ortodoxia que antes habían detentado los liberales. En América Latina esa influencia se vio reforzada por la Cepal, en donde se destacó el trabajo de su discípulo argentino Raúl Prebisch.

Su obra principal fue El desarrollo económico de la América Latina y alguno de sus principales problemas de 1949. Siguiendo a Adolfo Guerri podemos señalar tres componentes fundamentales de su diagnóstico. En primer lugar existe un desarrollo desigual entre los países. Eso lo lleva, en segundo lugar, a plantear su célebre dicotomía entre países centrales y periféricos. Y por último, la existencia de un deterioro sistemático en los términos de intercambio, o sea, en los precios relativos de los bienes que intercambian los países periféricos con los centrales. Prebisch rechaza la teoría clásica del comercio internacional y, en especial, la de las ventajas comparativas, y plan-tea que los países latinoamericanos agroexportadores captan menos frutos del progreso técnico que los países industrializados.

Para esta concepción los países centrales fijan las pautas del desarrollo de los países periféricos. Según Guerri: “En suma, Prebisch considera que, por un lado, el sistema centro-periferia en su conjunto funciona primordialmente para satisfacer las necesidades e intereses de los centros industriales, en los cuales el progreso técnico se originó o propagó con rapidez; por otro, los países periféricos se insertan en el sistema en la medida que puedan servir a aquellos intereses y necesidades, como abastecedores de materias primas o alimentos y receptores de productos manufacturados y capitales; y finalmente, esa inserción no solo es insuficiente para equiparar el nivel de ingreso de la periferia al de los centros, sino que impone a la estructura productiva periférica dos rasgos negativos -heterogeneidad estructural y especialización- como consecuencia de la penetración lenta e irregular del progreso técnico. De todo ello se derivan tres desigualdades principales entre centros y periferia: en la posición y función que ocupan dentro del sistema, en sus estructuras productivas y en sus niveles medios de productividad e ingreso”.

Por heterogeneidad estructural se refiere a la existencia de sectores de mayor desarrollo, los que producen bienes exportables y por lo tanto insertos en el mercado mundial, y otros de menor desarrollo, que no adquieren el progreso técnico a la misma velocidad. Las recomendaciones de política económica por lo tanto apuntaron a la necesidad de industrializar los países periféricos, apostando fundamentalmente a sus mercados internos, lo que derivó en la política de sustitución de importaciones.

Las ideas de Prebisch fueron perdiendo prestigio con el paso del tiempo porque varios de sus autores se retractaron, porque varios países periféricos lograron desarrollarse sin seguir sus consejos, más bien todo lo contrario -y los países que aplicaron las teorías cepalinas terminaron estancándose- porque su sustento teórico y empírico se fue deteriorando más rápido que los términos de intercambio, como demostró fehacientemente el gran Ramón Díaz. América Latina sufrió mucho debido al proteccionismo y la Cepal tuvo buena parte de la culpa.

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