El próximo domingo

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En pocos días volveremos a concurrir a las urnas para elegir un nuevo gobierno nacional y un nuevo parlamento. Nuestra tranquila democracia nos propone una elección un tanto inusual, casi apática, pero en que las diferencias existen. Tenemos variedad de partidos y de candidatos, desde los más sobrios y experimentados a populistas desembozados, con estos últimos en porcentajes bajos aunque crecientes.

Ciertamente las elecciones del próximo domingo no tienen la épica de las del retorno a la democracia, ni el sentido de urgencia por la modernización del país que llevó al triunfo de Lacalle Herrera en 1989, ni enfrentamientos en blanco y negro (al menos en teoría) como el que protagonizaron el propio Lacalle Herrera con Mujica en 2009. Tampoco tiene el entusiasmo y la esperanza de la oposición por un proyecto de cambio, como ocurrió con el triunfo de Vázquez y con el de Lacalle Pou, en que la movilización corrió por parte de la entonces oposición.

Es cierto, como se ha dicho, que la ausencia de los líderes partidarios hace que en esta elección se definan menos aspectos que los habituales. También que las encuestas muestran un leve favoritismo para el Frente Amplio, pero con otros indicadores como los índices de confianza de la economía y datos duros como la creación de empleos y el aumento del salario real que apuntan en favor de la continuidad.

Entonces, ¿qué podemos esperar para el domingo? Seguramente una elección que se parezca más a la de 1994 en que existan pocos puntos de diferencia entre la Coalición Republicana y el Frente Amplio, con ventaja para el primer bloque. En este escenario, la diferencia es la clave para saber quién parte como favorito para la segunda vuelta. Si la Coalición obtiene la mayoría parlamentaria partirá en ventaja, por ese solo argumento y también porque implicaría un punto de partida muy alto de votación para noviembre.

Solemos exigirles a los amigos politólogos que se la jueguen con sus pronósticos, y en buena medida lo vienen haciendo, aunque con una advertencia que es cierta. Pocos puntos de movimiento del electorado pueden cambiar radicalmente el panorama y la campaña aún no ha terminado. Unos pocos puntos más para el Frente y está en zona de mayoría parlamentaria con grandes chances de triunfo, unos pocos puntos más para la Coalición y además de la mayoría parlamentaria sería claramente favorita para la segunda vuelta.

Aunque lo hemos señalado en varias columnas en los últimos meses, también vale recordar que el domingo votamos por dos plebiscitos y, en particular, con el de la seguridad social, el país se juega mucho. El camino directo al kirchnerismo económico debe evitarse para que, gane quien gane, Uruguay siga siendo el país confiable que se distingue en la región y en el mundo. Las encuestas vienen mostrando que lo más probable es que no se apruebe, pero dado que es un evento de consecuencias críticas, si ocurre debemos tomárnoslo muy en serio. Por eso desde CED hemos lanzado una campaña de spots con referencia a un informe en profundidad que está disponible en nuestro sitio web www.ced.uy

La próxima columna será después de la elección, con los votos contados y el resultado sobre la mesa. Aprovechemos la veda para pensar bien qué queremos para los próximos cinco años y el domingo disfrutemos la fiesta de la democracia.

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