El renacer del autoritarismo

Compartir esta noticia

Ian Kershaw historiador inglés nacido en 1943, es probablemente quien mejor ha documentado lo ocurrido en Europa desde el advenimiento del fascismo hasta la caída del universo soviético. Su biografía de Hitler irrumpió como una obra imponente de documentación enciclopédica, difícilmente superable pese a la pléyade de profesionales dedicados al estudio del autócrata alemán. Aún cuando sus intereses han excedido a la propia historia, extendiéndose a su sociología e incluso a su filosofía.

En el 2022 publicó “Personalidad y Poder. Forjadores y Destructores de la Europa Moderna” , donde se interrogó sobre la medida en que el tempestuoso siglo XX europeo, estuvo determinado por las acciones (y las personalidades de los líderes político del momento.) ¿Fueron ellos los que conformaron el período o fueron las organizaciones, las ideologías o las tradiciones vigentes las que lo alumbraron? Es obvio que ninguna respuesta que excluya cualquiera de los extremos puede ser terminante, sin embargo el siglo XX fue testigo de la aparición de personalidades cuya poderosa impronta individual dio perfil a su época. Su dominante personalidad les permitió hacer lo que se propusieron sin reparar demasiado en la opinión de sus entornos ni del mundo en general.

En ese sentido Ian Kershaw, sin dejar de considerar las respectivas circunstancias, nos describe como algunas figuras en cierto modo insólitas, como Lenin, Stalin, Mussolini o Churchill, ejercieron el poder, sin cortesía ni remilgos. Hasta donde yo sé, el historiador inglés nunca reparó en la figura del reciente presidente argentino Javier Milei, pero su peculiarísima personalidad bien daría para alguno de sus inspiradores ensayos. Por más que la brevedad de la gestión de nuestro vecino de apenas unos meses, aún no permita saber cómo culminará su gestión.

Aún así, resulta evidente que integra un conjunto de mandatarios como Orban en Hungría, Erdogan en Turquía, Bukele en nuestro continente y emblematizando el conjunto el inefable Donald Trump, que configuran un novedoso grupo de personalidades, todos representantes de la posmodernidad, caracterizados por su irracionalidad, su afán identitario, su personalismo, su despreocupación social y su desdén autoritario al sentir popular. Dicho sea esto sin desconocer que Milei concitó una importante mayoría a su alrededor de ciudadanos cansados, literalmente agotados, de las desastrosas gestiones, durante decenios, de sus predecesores. Aun cuando una cosa sea contar con un remedio efectivo para la enfermedad, aunque duela demasiado particularmente entre los peor preparados para soportarlo, y otra es ser un buen médico en el mediano y largo plazo.

Mucha razón exhibe el periodista argentino cuando recuerda que una cosa es brillar en el espacio internacional, con las absurdas posturas de Milei, convencido como está que ése es el camino para lograrlo, que devenir estrella de la ultra derecha internacional. Y total acuerdo concita Kershaw, cuando nos recuerda que es preferible evitar líderes carismáticos y preferir aquellos que aunque menos intensos y vibrantes, “ofrezcan una gobernanza competente y eficaz, basada en la deliberación colectiva y las decisiones ciudadanas”.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

premium

Te puede interesar