Rómulo Gallegos fue un gran escritor. Además, presidente de Venezuela. Fue electo por la mayor cantidad de votos de la historia de su país (casi el 80%).
Lamentablemente gobernó tan solo nueve meses, desde febrero a noviembre de 1948, puesto que fue derrocado.
Muchos años antes, en 1929, publicó la novela “Doña Bárbara”. En ella presenta una Venezuela en la que se enfrenta la barbarie con la civilización.
Leí el libro por primera vez hace mucho, en los tiempos jóvenes de la siesta del verano duraznense.
Cuando lo hice admiré la creatividad de Gallegos. Los personajes de ficción y las cosas que hacían me transportaron a un mundo mágico e irreal en el que se cruzaban llaneros, ganado y luchas por el poder. Me impresionó la imaginación del autor.
La volví a leer hace algún tiempo.
No recuerdo quién dijo que los libros no cambian sino que cambiamos los lectores.
Esa verdad la comprobé al volver a Doña Bárbara.
La novela es un clásico de las letras sudamericanas que merece leerse y releerse.
Gallegos, como Orwell en su “1984“, parece adelantarse muchos años a lo que sucederá en su país.
Amplifica la realidad llevando la misma a un mundo mágico pero real como lo hacen los García Márquez, Vargas Llosa o Carlos Fuentes.
Describe magistralmente esa Venezuela que aún hoy se debate entre dos polos, la barbarie y la civilización.
La primera, la barbarie, la representa en la novela Doña Bárbara, una mujer poderosa e insensible. Ella es la crueldad, la superchería y la corrupción que reina en la hacienda El Miedo, antes llamada Altamira, en la zona del “cajón” del Arauca.
Por el otro lado, está la civilización representada por Santos Luzardo. Este es un abogado, egresado de la Universidad Central de Venezuela que vuelve a la zona a hacerse cargo de la hacienda familiar y se enfrenta a la poderosa y maléfica Doña Bárbara.
Hace muchos años que Venezuela enfrenta un drama enorme que reedita el enfrentamiento que describe Gallegos.
Esta vez es Don Maduro el que implanta el Miedo frente a María Corina que lucha por la libertad y la civilización. Hay un reclamo permanente por la vigencia del Estado de Derecho, la libertad de los dirigentes políticos, el respeto de las instituciones y elecciones libres.
Esto ha tenido un nuevo capítulo en las fraudulentas elecciones en las que el dictador Maduro pretende perpetuarse.
Se reitera el enfrentamiento entre la barbarie y la civilización, entre Doña Bárbara y Santos Luzardo. Aunque hoy la primera la encarna un hombre y la segunda una mujer.
Los personajes de la novela, publicada hace casi cien años, tienen notables similitudes con los de la realidad política actual.
Le dejo a los lectores la interpretación de quiénes podrían ser hoy aquellos personajes creados en 1929 por el novelista que luego fuera presidente,
La primera, Doña Bárbara. Una persona déspota, autoritaria, cruel, violenta y astuta que domina el poder a través del jefe político de la zona.
El segundo Santos Luzardo. Hombre de derecho, civilizado, que está convencido que la forma de progresar es con el cumplimiento de la ley.
Estos dos son los personajes principales.
Los secundarios son tan interesantes como ellos.
Juan Primito, un hombre supersticioso que entre otras cosas se relaciona con pájaros (habla con ellos) y trabaja para Doña Bárbara.
También está Mr. Danger, un empresario extranjero que se alía con Doña Bárbara para robar la hacienda de la finca.
La incompetencia política está representada por otros dos personajes, Ño Pernalete y Mujiquita.
El primero es el jefe de la Gobernación civil. Se enfrenta al joven Santos Luzardo. Para Ño Pernalete la actuación de la Justicia se debe hacer bajo su supervisión personal (en una suerte de que lo político está por encima de lo jurídico).
Mujiquita trabaja con Pernalete pero mantiene simpatías con todos.
Por último, hay un tercer personaje principal que va ganando protagonismo: Marisela, la hija de Doña Bárbara. Esta es abandonada por su cruel madre y Santos Luzardo la rescata.
Ocurren un sinfín de peripecias, robos, muertes y varias cosas más, y al final el bien, la civilización, triunfa sobre la barbarie.
Doña Bárbara desaparece, dejándole la hacienda El Miedo a su hija Marisela, quien le devuelve el nombre original de Altamira.
Junto con ello llegan los avances de la civilización en la forma de los alambrados que se levantan y que ya no permitirán que se robe hacienda.
Alerta de spoiler.
La escena final en que Mr. Danger se retira del lugar resume todo. Al hacerlo advierte a los alambradores que no se tomen tanto trabajo porque él se va (y por ende los robos terminarán).
Hoy en Venezuela el don Bárbaro que gobierna con los Ño Pernaletes quiere seguir dominando con el terror y el fraude.
Sin embargo, son muchos las Santos Luzardo que siguen luchando.
Apoyar su lucha como lo está haciendo nuestro Gobierno es el camino para que vuelva a desaparecer El Miedo y todo vuelva a ser Altamira.