El próximo domingo las elecciones primarias nacionales decidirán si hay continuidad respecto del gobierno de Lacalle Pou o ruptura y desastre. El programa de la Coalición Republicana se basa en la realidad. Uruguay ha tenido una firme capitanía de tormentas. En la gestión de la pandemia; ante la alteración de los mercados por la guerra de Ucrania; frente a una sequía de las peores de nuestra historia, y ante la emi-gración de cientos de miles de compatriotas a Argentina, a comprar barato, merced a la bancarrota kirchnerista de ese país (fuga de divisas estimada en US$ 2.000 millones).
Se expresa en libertad responsable, renta per capita de US$ 20 mil por persona (la más alta de América Latina), más inversión, más empleos, mejora del poder adquisitivo, obra pública récord, rebaja de los delitos, reforma de la educación y la seguridad social, y un largo “etcétera” conocido más.
¿Errores? Seguramente los hubo. No hubo desaparición de Pluna, bancarrota de Ancap, Regasificadora, Envidrio, ni un Antel Arena hecho en violación flagrante del sistema de compras del Estado… Despilfarros que impidieron acrecer políticas sociales. Cometidos barriendo responsabilidades para abajo de la alfombra.
Los programas de cada partido coaligado están disponibles para quien quiera consultarles. El Frente Amplio no tiene ninguno. El del Partido Nacional, como expresa el candidato Álvaro Delgado a partir de la realidad antes aludida, propone multiplicidad de nuevas propuestas programáticas.
El domingo hay dos plebiscitos constitucionales. El de la boleta amarilla del SÍ, para autorizar el allanamiento nocturno de hogares que guarecen a narcotraficantes, es promovido por la Coalición y rechazado por el Frente Amplio. Va a mejorar la seguridad del pueblo.
El otro -boleta blanca del SÍ- promovido por el partido comunista y afines, apunta engañosamente a captar el voto popular. Desconoce vilmente que Uruguay y su sistema de pasividades se encuentran por su calidad en el 13er lugar del mundo y compartiendo a la cabeza con Chile la vanguardia en Latinoamérica (índice Mundial de Pensiones, Mercer, 2024). De ser aprobado este plebiscito, como bien lo decía antes el economista Gabriel Oddone, al que los frentistas designaron como mascaron de proa, para “tranquilizar a los mercados”, nos llevará a “una crisis como la del 2002”. Recuérdese. Inflación récord, desplome del PBI, desempleo expandido, caída de salarios y jubilaciones, emigración masiva, fuga de capitales, pérdida del grado inversor y mucho más. El economista citado -que hizo peculio propio en una firma legal de grandes empresas privadas- devenido en político -socialista- ahora complaciendo a los comunistas, dice el descalabro que prevé será monumental pero que… ya se verá cómo se arregla. Toda la cátedra de juristas y economistas especializados del país, y la totalidad de las cámaras empresariales, coinciden en que esta iniciativa es un terremoto nacional sin retorno.
Notoriamente, Mujica, Cosse, y los tupamaros se oponen al plebiscito sin empeño, cuidando el botín electoral frentista. Y del candidato presidencial Yamandu Orsi que anda esquivando debates y reportajes, incapaz de articular ideas elementales con coherencia, ninguna orientación se puede esperar. Entre bueyes…
Conclusión: el 27 de octubre próximo habrá continuidad o terremoto.