Se viene el último escalón del proceso electoral: las elecciones departamentales. El Partido Nacional tiene una particular vinculación afectiva con el interior del país que lo lleva a volcarse allí en ese cotejo electoral. Interponiendo una valoración política la elección más importante es la del Departamento de Montevideo. Porque es medio país, porque ha sido un bastión del Frente Amplio y porque merece algo mejor.
El Partido Nacional no ha podido, a través de los años, -muchísimos años- librarse de un cierto fatalismo respecto a Montevideo: algo como una resignación ante lo inalcanzable. Sin embargo, poco a poco, se ha ido cambiando la cabeza, que es donde empiezan las victorias (también las derrotas). Ese cambio de cabeza derivó en la presentación de candidatos comunes bajo el paraguas de la coalición.
En virtud de ese cambio en la cabeza es que el Partido Nacional tiene hoy un candidato capaz, preparado y que quiere y quiere. Lo imposible es posible y lo inalcanzable ya no es tal. Lema no es un candidato de compromiso: es un candidato comprometido, que no es lo mismo.
El Partido Nacional debería estar prestando un apoyo institucional y apoyo personal más vigoroso a la candidatura de Lema. Los miembros del Directorio y los diputados electos por Montevideo deberían estar presentes en sus actos públicos.
Montevideo es un objetivo difícil por varios motivos; principalmente dos. Uno es la masa frentista que votan por confirmar (o confirmarse) que están del lado progre, que son progre. Y dos, porque a fuerza de mansedumbre y acostumbramiento muchos montevideanos ya no ven. No ven la basura, por ejemplo: las montañas de basura. Esa es la manera de sobrellevar 35 años debajo de la basura.
Lo mismo pasa con las veredas rotas. Lema ha anunciado que si es intendente la Intendencia va a arreglar las veredas. Y también que va a limpiar de graffiti y mantener limpios los monumentos públicos y los domicilios particulares, persiguiendo a los infractores. No la pasividad de ahora ante el enchastre.
También se ha comprometido a terminar con la mansa aceptación de los montevideanos al derroche de los dineros públicos en aventuras municipales y en la duplicación con servicios que cumple el gobierno central, inventos que fueron creados por intendentes anteriores como cantera política. ¿Qué otra cosa que eso es el canal de televisión de la intendencia? ¿Es esa una función propiamente municipal? En ese caso las 19 intendencias del país tendían justificadamente cada una su canal de tv.
Montevideo, en el correr de los últimos años se ha convertido en una ciudad sin amor propio, insípida, desangelada, sin coquetería y, además, muy cara. El que puede se ha ido a vivir a otro lado, aunque más no sea del otro lado del arroyo Carrasco. El Frente Amplio, como patrón de su feudo, ha puesto de candidato a la intendencia de Montevideo a quienes le convenía para acomodar su interna. A consecuencia de eso tuvimos a Ana Olivera, tan despiadada como acertadamente bautizada por Sendic, o a Ehrlich, sabio despistado que sirvió para acomodar una interna pero que como intendente fue insignificante.
¡Vamos ahora todos con Lema para que los montevideanos dejen de ser esquilmados tributariamente y vuelvan a tener servicios dignos, personal atento y jerarcas comprometidos con la ciudad más que con su propio futuro político!, (sin aludir a nadie).