Herrera 2022

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TOMÁS TEIJEIRO
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A lo largo de cada año, los blancos recordamos a nuestro fundador Oribe, a los héroes de Paysandú, a Saravia, nos emocionamos con el recuerdo del retorno de Wilson, de la victoria del 89, y de la de 2019.

La conmemoración que en cada mes de julio hacemos del natalicio de Herrera, quizá sea el día más importante de nuestra liturgia blanca.

Esto es porque recordamos al hombre que se constituyó en catalizador de todo lo blanco.

Al hombre de trinchera, de ideas, pero sobre todo de ideas en acción, que nos marcó el foco en la libertad y dignidad del hombre como metas máximas del accionar político.

Herrera dio al Partido Nacional el pensamiento que es su columna vertebral, su núcleo duro de ideas, y que es además la amalgama del crisol de visiones que conviven no ya solo bajo nuestro lema, sino que hoy podemos decir que también inspiran en mayor o menor medida a otras fuerzas políticas.

Hemos llegado casi al ecuador de nuestra gestión, con un gobierno liderado por el Presidente Lacalle Pou y conformado por unos estupendos socios en una coalición (que no esta hecha de retazos, por cierto, sino unida en firme convicción republicana) que ha cambiado al Uruguay para siempre.

Donde había sombras hoy hay luz, donde hubo incertidumbres, hoy hay certezas.

Tenemos un país más seguro, un país donde se puede trabajar tranquilos, una patria que se proyecta hacia afuera y hacia el futuro con seguridad y firmeza.

Uruguay dejó de sentirse un paisito y de jugar en el medio campo de la mediocridad para mostrarse al mundo como lo que es: una gran nación.

Pero por, sobre todo, Uruguay finalmente entendió que el único camino posible es el de la ecuanimidad, y el de la libertad.

Hacernos más libres fue la meta que marcó el Presidente el día uno de nuestra gestión.

Y vaya si venimos cumpliendo.

Y ahí precisamente está el pensamiento de Herrera. Su vigencia.

Pensamiento que como dije otras veces, trasciende hoy las fronteras del Herrerismo, siendo que las ideas de Herrera son ya patrimonio nacional, de reconocimiento internacional.

La realidad como materia prima de nuestra acción. Nuestra patria, esta que pisamos a diario y no otra, como único objeto de nuestros desvelos.

Eso nos enseñó Herrera.

Mantener esto, y conformar unidos entre nosotros y con nuestros socios una patria más libre, más segura, más inclusiva, y más diversa, es el desafío que tenemos por delante.

Hacer eso y caminar firme rumbo a próximas victorias es lo que Herrera nos mandata.

Honrémoslo y hagamos del Partido Nacional una casa aún más grande.

Una máquina imparable en defensa de las libertades que otros con visiones un poco cascadas pretenden recortar en pos de construcciones artificiales basadas en ideas perimidas.

La política es compleja, pero al final del día, en el momento de elegir, siempre es binaria.

El partido se juega entre quienes se creen con el derecho de indicarnos a todos como debemos vivir nuestras vidas, y quienes entendemos que cada uno de nosotros debe gozar de la libertad para elegir lo que mejor le convenga sin intromisiones del gobierno ni del Estado.

Ahí está la dignidad humana a la que refería Herrera en sus escritos.

Y aquí, en nuestro Partido Nacional, un partido nacionalista y popular, que siempre tiende la mano y nunca da la espalda a nadie, entramos todos. Entramos todos los orientales.

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