Hora de lucha

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La “guerra fría” acabada con la implosión del comunismo en Rusia en 1990, puso fin a la controversia de esta potencia atómica antes que económica (su nivel de vida por persona no supera al de Uruguay) con los Estados Unidos de América. Hoy, la contradicción universal es entre los norteamericanos y todas las sociedades libres de un lado y la asociación autoritaria de China, Rusia e Irán del otro.

Al disponer la invasión de Ucrania por Rusia, violando la legalidad internacional, creía el autócrata Putin que en tres días se pasearía bajo palio por las calles de Kiev. Tras más de dos años de destrucción miserable de vidas y haciendas del pueblo atacado, la Rusia invasora ha pasado a ser el invadido. El artero y súbito ataque del grupo terrorista Hamas, al estado de Israel, respaldado por Irán, bajo la consigna de barrer a este país y su población del mapa, está por su parte en escalada sin tregua. Y la narcotiranía de Nicolás Maduro, tras las falseadas elecciones recientes que perdió por paliza, ha transformado a Venezuela en un territorio ocupado policial y militarmente, con derechos humanos arrasados y extendida preocupación internacional. Hay incertidumbre generalizada.

Especialmente las sanciones impuestas a Rusia han alterado la normalidad económica. A lo que suma la aplicación de políticas antiinflacionarias, estimulando la caída de la demanda de bienes en Estados Unidos y Europa, debidas al exceso de emisión de billetes. Por razones varias China ha restringido las importaciones de muchas materias primas de origen agropecuario. Todo lo que hace prever un presente complicado para países exportadores como el nuestro.

En el Plata, el kirchnerismo, nos fue letal. La larga ocupación de puentes en el Río Uruguay en protesta por la instalación de UPM, las trabas al intercambio comercial, la masiva y reciente emigración de uruguayos a pasear y comprar en la devaluada Argentina, perjudicando a los servicios y producción uruguayos y -abreviando- el daño a nuestra actividad turística, hablan por sí solos. La política liberal del presidente Milei actualmente viene atenuando esta situación, y destaca además decisión de liberar la actividad portuaria rioplatense, a partir de la idea de que el progreso de los puertos de los respectivos países y la competencia, benefician a todos.

Nuestro gobierno ha encarado los hechos con los fundamentos del Estado nacional y el interés material del pueblo uruguayo. Ahora estamos en un cruce de caminos. Ante una elección nacional en octubre, el Partido Nacional al cumplir 188 años de existencia en unánime convención ha respaldado el programa de gobierno y a la fórmula Delgado-Ripoll. Y el Dr. Pedro Bordaberry, por su parte, se ha sumado formalmente a la fórmula Ojeda-Silva en el Partido Colorado.

En la vereda opositora con la influyente capacidad depredadora del comunismo, abundan actitudes populistas equívocas. La destrucción del sistema jubilatorio y el rechazo a medidas de combate al narcotráfico están sobre la mesa. La más o menos explícita subordinación frentista a la mafia del Foro de San Pablo y el Grupo de Puebla, solo palidece ante la admiración del candidato presidencial Orsi respecto del expresidente argentino Alberto Fernández. Dijo: “es un clase ‘A’ de la política” (sic).

Cualquier resultado electoral en octubre no da lo mismo.

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