Iguales pero distintos

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Samuelson dividía los países en capitalistas, socialistas y los del tercer mundo. A ello agregaba dos categorías, Japón y Argentina. Al primero nadie sabe por qué le ha ido tan bien y al segundo tan mal.

Decía el gran Mario Moreno, más conocido como Cantinflas, que nuestro vecino está habitado por millones de personas que todos los días lo intentan hundir pero no lo logran.

Siendo sus vecinos, los orientales tenemos la suerte de poder evaluar las decisiones que ellos toman y si son equivocadas no seguir el mismo camino.

Casi siempre los problemas que ellos enfrentan pasan poco tiempo después en Uruguay.

Eso nos da la ventaja de saber por donde ir y por donde no ir.

Sin embargo, algunos en nuestro país se empeñan en recomendar lo que nuestros vecinos hacen mal.

Como la decisión que tomó Argentina de declarar el default y no pago de la deuda durante la crisis del 2002.

Camino contrario al que gracias a la clarividencia del presidente Jorge Batlle siguió el Uruguay.

De este lado del Río de la Plata las obligaciones se cumplen. La seguridad y la certeza jurídicas son pilares de nuestro ordenamiento jurídico y constitucional.

Argentina puede darse el lujo de hacer esas cosas, nosotros no porque no tenemos sus riquezas repetía el Dr. Batlle. Su acertada decisión ratificó la confianza en el país, el grado inversor y tuvo efectos positivos reconocidos por todos.

Cabe recordar que en ese entonces desde el Frente Amplio se propuso seguir el camino argentino de no cumplimiento de las obligaciones.

Las consecuencias de ambas decisiones pueden -por suerte- compararse.

Argentina entró en múltiples crisis económicas y sociales que hoy persisten y de las que el presidente Milei está tratando de salir.

Uruguay por lo contrario se recuperó rápidamente. Creció en forma sostenida, redujo la pobreza y atrajo grandes inversiones.

La confiabilidad derivada no solo de pregonar el respeto de las obligaciones sino de cumplirlas en momentos de zozobra, fue fundamental para ello.

Algo similar sucedió con la pandemia del covid 19.

Argentina dispuso el encierro obligatorio, la cuarentena.

Uruguay la libertad responsable.

En suelo oriental se respetó al que necesitaba salir a ganarse el pan y se redujeron las obligaciones presenciales sin parar la economía.

A su vez se consiguieron en tiempo record vacunas de primera calidad y se dieron varias dosis a toda la población sin privilegios ni preferencias.

En Argentina sucedió lo contrario.

Pese a la cuarentena que decretaron las autoridades surgieron denuncias de vacunatorios Vip para privilegiados y fiestas en la casa de gobernantes.

Durante la pandemia desde el Frente Amplio se pidió lo mismo que del otro lado del Plata: la cuarentena total.

La clarividencia del presidente Lacalle Pou lo llevó a no ir por ese camino.

Acertó.

Uruguay se recuperó de esa enorme crisis sanitaria y sus consecuencias económicas.

Hoy hay cien mil empleos más que en el año 2019 cuando el FA estaba en el gobierno. Pese a los dos años de pandemia y la mayor sequía que se recuerde que sufrimos el año pasado.

Hoy el salario real es mayor que el del último año de gobierno del Frente Amplio.

Hechos, no relato, dicen los jóvenes. Ahora desde el Pit-Cnt vuelven a querer copiar lo que hizo mal Argentina. Pretenden confiscar los fondos de las Afaps con el plebiscito sobre la Seguridad Social.

Lo mismo que hizo el kirchnerismo del otro lado del Plata con las Afjps hace unas décadas.

De nuevo proponen seguir el camino equivocado.

No es la única similitud.

Argentina nos muestra una curiosa combinación de personas que son sindicalistas y a la vez políticos. Que manejan fondos estatales, cierran puentes y rutas en forma violenta. Un peronismo dominado por quienes controlan esos aparatos.

No es nuevo.

Ayer gritaban ¡Perón! ¡Perón! Qué grande sos. Decían que harían las cosas sinmigo o conmigo.

Son los mismos que al gran Jorge Luis Borges lo sacaron del cargo de bibliotecario y lo nombraron inspector de pollos.

Sí.

A uno de los más grandes escritores de la historia lo designaron inspector de aves.

Seguramente se habrán reído de tamaña barbaridad.

Inspector de pollos el autor de El Aleph.

Ese mismo Borges miraba mucho para este lado del Plata.

Definía lo oriental como aquello que es igual a lo argentino pero -aclaraba- distinto.

Distinto en respetar las normas como lo fuimos en 2002.

Distintos en no decretar cuarentenas sino promover la libertad responsable.

Distintos, espero, en no confiscar los fondos de los jubilados y afectar la seguridad y certeza jurídica. Pilares fundamentales de nuestra economía y de la historia oriental.

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