¿Incisivo o desubicado?

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Es de notorio conocimiento el efusivo intercambio que se dio esta semana entre la dirigente del Partido Nacional, Laura Raffo, y el periodista Gabriel Pereyra en un programa radial. Como es costumbre, a los uruguayos nos fascina tomar posturas inmediatas, ponernos de un lado o del otro, como en el deporte, y claramente este caso no fue la excepción a la regla.

Reescuchando la entrevista no hay lugar para dobles interpretaciones. El periodista desde su rol increpa más de una vez a la entrevistada, y no en los mejores términos. Es ahí donde la cuestión central de esta columna se empieza a gestar; ¿hasta qué punto se es incisivo y cuándo uno se vuelve desubicado?

La materia prima de los comunicadores es la información, elemento que este periodista entendió que no era el mismo que manejaba la entrevistada, y viceversa. La intención no es centrarme en las cifras, en quién tiene la razón o no, pero lo que sí parece necesario mencionar, y con la firmeza que merece, es que el periodismo debe tener como principio básico la ecuanimidad.

Sería ingenuo que creyéramos que el periodista por el solo hecho de haber elegido esa profesión no debe opinar de nada, no puede formar posturas acerca de ningún tema, o no tener preferencias político-partidarias. Estas características son propias de la esencia humana, y en tanto a libertad de expresión refiera, es un derecho que tenemos cada uno de nosotros.

Pero hay algo que está por encima de todo esto, de las opiniones que divergen o de las discrepancias que se dan, y es el respeto; algo que claramente escaseó en esa entrevista.

Ahora bien, ¿la magnitud del fervor increpante de este periodista hubiera sido la misma si la entrevistada fuera integrante de la fuerza política de la cual es afín? A riesgo de ser impropia, yo creo que no. Y con esto vuelvo a insistir con la ecuanimidad como principio clave. Cuando uno se pone en el rol de periodista, lo ético o al menos lo adecuado, sería desempeñar la tarea del mismo modo con todos los entrevistados; ¿ser incisivos? Por supuesto, y está bien que así sea, pero el error llega cuando se cruza un límite, el del respeto.

También cabe mencionar que paradójicamente muchas veces aquellos periodistas que más jactancia hacen de ser independientes son los que en la práctica lo demuestran menos. Pero no quiero extenderme en esta cuestión que si bien viene al caso, creo que no suma.

Volviendo a la entrevista, destaco el temple con el que se manejó la entrevistada, pero también destaco (y mucho más que lo anterior) el hecho de no dejarse intimidar. Mantener la calma puede ser sencillo de manipular para alguien con años de experiencia profesional y una carrera efusiva; pero en particular, para las mujeres suele ser un desafío diario el no permitir que se nos pase por encima, y esto aplica a todos los ámbitos. Pese a que pareciera que algunos espacios acentúan ciertas prácticas, y uno de ellos, indudablemente, es la política.

No es el plan de esta columna hacer una alegoría sobre lo que vivimos las mujeres en los distintos ámbitos de los que formamos parte, eso ya todos lo saben, y quienes no lo saben, basta con preguntarle a una. Tampoco es la intención caer en una especie de victimización forzada, pero creo oportuno recapitular algunos hechos que pueden llegar a ejemplificar aquello sobre lo que se hace referencia más arriba.

Un episodio conocido por todos fue aquel en el que el expresidente José Mujica ironizó cual comediante sobre si Laura Raffo usaba tacos o championes. Algunas mujeres, muchas de ellas feministas, consideraron que era un buen chiste, otros dijeron “así es el Pepe”, y otros, como siempre, lo tomaron muy mal. De todos modos, considero que para alguien que está convencido de que “el feminismo es bastante inútil” no debe ser exorbitado referirse en esos términos a una mujer. La precandidata, en cambio, mantuvo la compostura, no respondió a su mismo nivel, pero sí dejó bien en claro que no le permitiría ni a él ni a nadie que la estigmaticen o ninguneen.

También existió aquel conflicto en el que una murga la llamó “conchuda”, y las reacciones fueron casi idénticas a las del hecho anterior.

Queda en evidencia que si hay alguien que sabe defenderse con templanza y por sus propios medios, esa persona es Laura Raffo. Y así será, con un expresidente, con la murga de turno o con el periodista del día. Es por todas esas cuestiones que en esta nueva líder divisamos esto: una mujer que dice y obra en consecuencia, que no permite que se la destrate. “...dejar muy claro que nadie te pasa por arriba” fueron sus propias palabras.

¡Vaya si será importante escuchar eso por parte de una mujer que se perfila para ser candidata a la presidencia de nuestro país!

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