Internas de aquí y de allá

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Hasta el próximo sábado 9 tengo tiempo para hablar de cómo quedó conformado el Gobierno de Javier Milei, creo. Se sabrá, supongo, cuánto consiguieron avanzar el peronismo y el kirchnerismo (presidencias de las cámaras, veto a Bullrich, ministros, embajadores y altos funcionarios infiltrados ya en la primera hora) merced a Guillermo Francos, peronista ministro de Interior y hombre de confianza de Milei. Y lo que consiguió Macri, si es que consigue algo. Se podrá tener un porcentaje de cuánta “casta” se integra, y si Villarruel y Piparo se aguantan todavía.

En el terruño propio, en nuestras internas, algunos zapallos se irán acomodando en el carro; por lo menos entre los blancos: diciembre traerá novedades, dicen.

En el Frente ya está decidido, ¿o no? Orsi vs. Cosse. Hoy en una tregua -más o menos como la de Gaza- pero la lucha será dura. El viejo pleito entre Tupas y Bolches revive. No sé si en los extremos de antaño, -“la revolución vencerá cuando muera el último fascista hijo re p… ahorcado con las tripas del último comunista hijo de p…” (¿se acuerdan?, eso se leía incluso en muros de la Universidad)- pero será sin cuartel, creo.

Cosse, pivoteada por los comunistas (PCU), despacio, sin prisa pero sin pausa, avanza. Orsi como que se queda: parece que cree que el camino va por “ensuciar” al gobierno en tono menor aquí y afear, también suciamente, su imagen en el exterior. Y por ahí no pasa. El intendente canario tiene que afinar la puntería y máxime cuando se afianza la tercera candidatura, la del astorista Mario Bergara. Este se tienen fe y no abandona y esto es mala noticia para Orsi: Bergara es funcional a Cosse, sostienen los que saben. Esto es, le roba votos al hombre del MPP.

Entre los blancos parece todo definido, parece. Álvaro Delgado, Laura Raffo, ambos del lacallismo, y Jorge Gandini solo por enfrente, por ahora, quizás. En el medio queda un espacio amplio sin definir; un terreno grande con mucha fruta por recoger y que si no lo hacen se pudre y se pierde.

He ahí la difícil disyuntiva del “Espacio país”, el fuerte grupo de dirigentes blancos que están en duda sobre qué hacer: si lanzarse solos para ocupar ese espacio, conquistarlo, o plegarse al lacallismo y sumarse como un vagón más al tren de Aire Fresco.

No es una decisión fácil. Y le pueden errar feo. “Espacio país”, en teoría, tiene mucha fuerza propia: un ministro de impecable gestión, Javier García; dos senadores de fuste, Sergio Botana y Sebastián Da Silva; un diputado con respaldo, Álvaro Dastugue y dos intendentes con prestigio, baqueta y mucho arrastre, Enrique Antía de Maldonado y José Yurramendi de Cerro Largo: para empezar.

Deben resolver sobre competir o ir por un lugar “de confort” como se usa decir ahora. También hay que medir cuán confortable puede ser sumarse. Primero puede que el lacallismo no sea tan fuerte; el que es fuerte es Luis Lacalle Pou, pero ¿hasta dónde lo suyo es trasmisible?

Y quizás la gente de Delgado, además, se autovalore en demasía y “paguen” menos por nuevos aportes.

En fin; hay también otro elemento a tener en cuenta en las internas que se olvida en el fragor de la primera batalla: la cuestión no es que gane el candidato sectorial propio, sino que se elija a un candidato que pueda ganar las elecciones nacionales.

En tal sentido no hay que descartar que en el Frente den un traspiés, pero lo mismo puede pasar con los blancos.

Se compensarían; puede ser.

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