Nuevo equilibrio

Compartir esta noticia
SEGUIR
juan oribe stemmer
Introduzca el texto aquí

La agresión rusa contra Ucrania, un acto sin derecho, justificación ni mesura alguna, desencadenó una ola de desarrollos irreversibles en el escenario estratégico regional europeo y global.

El gobierno ruso ha esgrimido varios argumentos intentando justificar su injustificable acción.

Uno de ellos es que su “operación militar especial” que ya lleva meses, es un recurso defensivo contra la aproximación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (NATO-OTAN) a sus fronteras occidentales.

Los hechos indican que es una excusa sin mucho peso.

Por varios motivos.

Primero, la OTAN es una organización voluntaria y de carácter defensivo. Segundo; aunque Ucrania propuso incorporarse a la organización (como hicieron casi todos los Estados que, hasta hace poco tiempo, se encontraban bajo el dominio de la URSS, dentro del Pacto de Varsovia), no fue aceptada por la Organización y no es miembro de ella. Es más, hace poco, el presidente Zelenski declaró que su país estaba dispuesto a abandonar el proyecto aunque pidió garantías para la existencia independiente de su país. Tercero, al final de cuentas, Ucrania es un país soberano y, como tal, tiene el derecho -algunos dirían el deber- de tomar todas las medidas necesarias para asegurar su soberanía frente a las presiones de su vecino prepotente. Para un país como el nuestro, en lugar de preocuparse tanto por las susceptibilidades de Rusia, quizás sería más sensato analizar nuestra posición geopolítica y las lecciones de nuestra historia.

Hasta ahora, la política agresiva de Rusia solamente ha conseguido el resultado opuesto al esperado. Incluyendo fortalecer la OTAN, incrementar el gasto militar de sus miembros, convencer a Alemania de dejar de depender del gas ruso y llevar a Finlandia a abandonar su tradicional política de neutralidad.

El jueves pasado, el Presidente y del Primer Ministro de la República de Finlandia, dieron a conocer una escueta Declaración Conjunta en la que afirmaron que durante la primavera boreal había tenido lugar en la sociedad y el parlamento, un importante intercambio de ideas sobre la participación de ese país en la OTAN. El resultado fue la conclusión de que la incorporación a la Alianza Atlántica fortalecería la seguridad de Finlandia y que este país, como miembro de la OTAN, fortalecería la totalidad de la alianza defensiva. En consecuencia, dijeron, se tomarán los pasos necesarios para la incorporación al tratado.

Finlandia es uno de los Estados que mejor conoce a Rusia.

Finlandia formó parte del Reino de Suecia desde el siglo XII hasta 1809, cuando fue cedida a la Rusia zarista como un ducado autónomo. Luego de la Revolución de Octubre, Finlandia declaró su independencia el 6 de diciembre de 1917, la que fue reconocida formalmente por la URSS en un tratado suscrito en 1920. No fue suficiente la URSS atacó a Finlandia en noviembre de 1939. Los finlandeses resistieron heroicamente en la Guerra de Invierno pero finalmente debieron firmar un tratado de paz (Tratado de Moscú, 1940), pagar una indemnización y ceder territorio a la URSS.

Luego de la Segunda Guerra Mundial se cristalizo un equilibrio estratégico nórdico: Noruega se adhirió a la OTAN, Suecia se declaró neutral y Finlandia adoptó una política de amistad con la URSS.

Eso se acabó.

Entramos en un nuevo escenario político global.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

premiumJuan Oribe Stemmer

Te puede interesar