La coalición como lema

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Los partidos que integran lo que ha dado en llamarse Coalición Republicana quieren registrarla ante la Corte Electoral como lema. No lo están pensando, al menos por ahora, para las elecciones nacionales, sino para las departamentales. Y, según lo trascendido, no en forma completa. Se usaría solo en algunos departamentos.

El hecho de que esto se discuta, más allá de la conclusión a la que se llegue, es un paso importante. Que haya coincidencias y reparos en forma casi simultánea, muestra lo complejo que resulta (y en especial al partido mayoritario) consolidar esa coalición.

A nivel departamental, ir unidos bajo un único lema funcionó en Montevideo. Los partidos fueron con el nombre del Partido Independiente. Y si bien no ganó, la coalición hizo una campaña fuerte, planteando una agenda llamativa: la del “Montevideo olvidado”. Pero, pasada la elección departamental, la coalición hizo exactamente lo mismo que hicieron en elecciones anteriores sus partidos socios: olvidarse de Montevideo hasta la siguiente elección. Así les seguirá yendo.

Cuatro de los cinco partidos quieren presentar el lema en los 19 departamentos. El Partido Nacional no estaría dispuesto a hacerlo en todos. Por lo menos no en los que sabe que gana con comodidad.

Hay que recordar que para la elección departamental, se pueden presentar hasta tres candidatos por lema y como no hay segunda vuelta, se gana por mayoría simple.

Por eso, el Partido Nacional se sumaría, sí, al nuevo lema en aquellos departamentos donde su margen de triunfo fue exiguo o ganó el Frente. O más aún, donde de haber habido coalición en la elección pasada, se hubiera evitado el triunfo del candidato frentista, como sucedió en Salto.

Lo de la coalición, a nivel nacional y a nivel departamental, es un tema sensible. Funcionó bien con este gobierno presidido por Luis Lacalle Pou. Habrá quien muestre una lista de trancas y trabas que marcaron la marcha del gobierno, pero se trató de una pentacoalición, cinco partidos, cada uno con su identidad, historia y perfil, tratando de ponerse de acuerdo. Dio trabajo, pero basta mirar los logros alcanzados por este gobierno para desmentir que la coalición fue un fracaso.

Ninguno de sus partidos, por sí solo, podrá gobernar en el siguiente período. La coalición será necesaria otra vez. Todo indica que seguirá liderada por el Partido Nacional, en la medida que hay pocos indicios de que los otros socios tengan un aumento significativo de votos. Por lo tanto, si no mantienen el entendimiento y el acuerdo que rigió hasta ahora, el Frente Amplio volverá al gobierno.

Por eso lo del lema para otros departamentos es una señal importante y es una pena que el Partido Nacional se resista a usarlo en algunos lugares. El mensaje que trasmite es, por supuesto, el peor. “Uso el lema donde me conviene y me desentiendo si no me conviene”.

Ante lo complicado y sensible que es el tema, quizás no haya más remedio que dejarlo así y aceptar que la consolidación de la Coalición es un proceso lento y delicado, pese a que queda la sensación de que el votante común, colorado, blanco, independiente o cabildante, quiere votar a su partido, sin duda, pero apostando a que será parte de ese acuerdo más amplio. Es preocupante que no siempre los partidos vean lo que sus votantes sienten.

Tal vez para entender este proceso, haya que recordar la historia del Partido de la Concertación. Aquello no funcionó porque los partidos no estaban prontos para hacer ese o cualquier otro tipo de acuerdo. Hubo que esperar a que surgiera un liderazgo como el de Lacalle Pou, para darle otra forma y contar con figuras decididas a apostar a una propuesta distinta, como lo fueron Julio Sanguinetti y Pablo Mieres.

Para superar el fracaso del Partido de la Concertación, la idea de una coalición más laxa, pero duradera, fue la mejor salida.

Por eso, pese a que muchos quisieran razonablemente que el lema se consolide a nivel municipal en los 19 departamentos, tal vez lo mejor (no lo ideal) sea conformarse con algo de prudencia.

Pero si esa prudencia significa que alguno de los partidos miembros está pensando en desprenderse en cuanto le sea posible, creyendo que le irá mejor si va solo, está muy equivocado. Fuera de la coalición, el único destino para cualquiera de ellos, es vivir en la soledad del llano.

Hace dos semanas, Francisco Faig tocó el tema en su columna y señaló la responsabilidad que le cabía al Partido Nacional por ser el socio mayoritario. Más ante la eventualidad, dada la buena gestión de Lacalle, de que aumente su votación al menos un poco. El mensaje de Faig hacia los blancos fue claro: “Ojo con agrandarse”.

Por ahora, habrá que esperar y ver qué pasa con las conversaciones para oficializar el lema para uso departamental.

El solo hecho de que se esté hablando es relevante. Los que participan de estas conversaciones deberían saber y asumirlo como una responsabilidad, que hay muchas personas, simples votantes, que los miran con especial atención y quizá con un poco de ansiedad.

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