La donación de órganos

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Javier García

El Senado de la República por mayoría decidió aprobar una modificación a la actual ley de donación de órganos y tejidos que invierte la carga de la prueba en materia de voluntad de donación. Hasta ahora quien desea donar debe consentirlo expresamente. Casi 600.000 uruguayos lo hemos hecho y esto nos ubica en el primer lugar de Latinoamérica en la materia. El cambio propuesto invierte el sentido del silencio, es decir la interpretación de no haber manifestado nada. Si se consagrara esta modificación a quien no dice nada se lo interpreta donante, es lo que se llama la donación "presunta" en lugar de la "expresa" y voluntaria como la vigente.

Este es un debate complejo y delicado y no es un tema político ni partidario, sino de convicciones y ético y también de buscar el mejor resultado para tanta gente que espera y para toda la sociedad, porque nadie sabe quién puede necesitar un trasplante el día de mañana.

Como médico y como legislador desde hace muchos años trabajo en este tema, lo he estudiado aquí y en otras realidades, y por ello y por valores profundos y respeto a todos, tengo la convicción de que el mejor sistema es aquel que defiende la donación como un acto de solidaridad de los más sublimes y por ser así solo se puede entender si es voluntario. La solidaridad no se obliga ni se decreta; como cualquier acto de amor, se da y se ofrece. Si la solidaridad fuera por obligación deja de ser tal. Pero es más, es una contradicción flagrante hablar de "donación" y que ella no sea voluntaria, no existe la donación obligada, por lo menos en esto que es de profundo contenido ético.

Interpretar el silencio como una expresión de voluntad positiva en un tema tan delicado es un error que va a generar resistencias y tensiones como ha generado en otros países que han recorrido este camino y hoy por la fuerza de los hechos no lo aplican más. Ningún equipo médico se anima a extraer órganos para trasplante de un, por ejemplo, joven con muerte cerebral después de un accidente sin la previa aprobación de la familia, cosa que podrían hacer si esta modificación del Senado se aprueba. ¿Se imaginan la tensión que se viviría si en ese momento de dolor, desgraciadamente muy común en Uruguay, se consultara a una base de datos y ante "la no expresión" en vida se interpretara como donante y se le informara eso a la familia en ese momento de angustia y tragedia? Por algo ya no se aplica este modelo rígido en otros países que lo habían instaurado.

Creo que es necesario impulsar la donación porque todos somos capaces de salvar vidas y otros quizás salven ya no la nuestra sino la de un hijo nuestro. Para eso la herramienta es mejorar el sistema ampliando los lugares y facilitando la forma dónde recabar la voluntad de la gente, que en Uruguay es mucha y más es aquella que estaría dispuesta a hacerlo. Pero no creando un mecanismo que puede generar desconfianzas. No es saltando que se llega más lejos, sino con pasos firmes y seguros.

Donar es un magnífico acto de amor y compromiso y, como tal, solo puede ser libre, voluntario y expreso. El amor, si es tal, no se presume de un "silencio", se manifiesta.

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