La ideología del FA

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No es sencillo determinar qué es la ideología. Un concepto esquivo que, pese a infinitos intentos, elude la rigidez de una definición. Por eso puede ser útil presentar algunos ejemplos de doctrinas que todos reconocemos, sin preguntarnos demasiado sobre sus características más profundas. Vayan tres de las más conocidas:

Liberalismo: libertad, individualismo, burguesía, restricciones al poder, propiedad individual, democracia.

Socialismo: importancia de la clase obrera, colectivismo, desaparición propiedad privada, igualitarismo, democracia socialista.

Conservadurismo: tradición, orden orgánico, autoridad, paternalismo, nacionalismo incipiente.

Las ideologías, pese a no ser conceptos científicos, legitiman las doctrinas, las corporizan, les otorgan sentido y en última instancia, aunque puedan referirse a diversos temas, suponen concepciones políticas, aspiraciones colectivas a una sociedad diferente. Están integradas por dos elementos indisociables, la utopía a lograr (la sociedad transparente de propiedad colectiva de los medios.) A lo que suman la referencia al sujeto capaz de generar los cambios (el proletariado, el pueblo, los ciudadanos, etc.) los medios para lograrlo (evolución, revolución, intencionalidad, etc.) y la sociedad con la que sueñan. La expresada, no es la definición más usual de ideología. Académicamente, es común referirla a pensamientos sociales, “mala conciencia”, concreción de intereses. No obstante, y a nuestros efectos utilizaremos, para caracterizarla, la concepción desarrollada que no excluye otras versiones.

El Frente Amplio, el partido-coalición existente en el país a partir de 1971, mantiene una ideología, de la cual surgen sus propuestas, que como es notorio, han ido variando con el tiempo. Para visualizar esta mutación resulta útil comparar el Programa fundacional con el vigente. En 1971, en su Declaración Constitutiva el Frente estableció: A.- Denuncia de la OEA, rechazo Fondo Monetario Internacional y Alalc, Postergación pagos deuda externa. B.- Reforma económica y social; planificación central con participación proletaria; reforma agraria; nacionalización de la banca; empresas estatales con participación funcionarios en su dirección, nacionalización comercio exterior o esencial y monopolios económicos; eventualmente nacionalización de fuentes tributarias. Se aclara que las nacionalizaciones podrán tomar forma de empresas estatales. Como es notorio, se define el camino hacia un socialismo nacional. Paralelamente, los partidos fundadores compartían, en líneas generales, estos mismos fundamentos ideológicos. Como también es conocido, a través de los años, el Frente ha renunciado a todas y cada una de sus ofertas socializantes, transformándose en una socialdemocracia de perfiles modestos, que renunció a su pasado alegando el eufemismo de una “adaptación”, que de hecho supuso un cambio ideológico de 180 grados, jamás explicitado.

Lo curioso es que no ha pasado lo mismo con sus partidos integrantes. Del comunismo, son conocidos sus avatares de comienzos de los noventa, cuando, de una eventual disolución, pasó a la reafirmación de sus principios constitutivos revolucionarios-proletarios, con Marx y Lenin como sus mentores. Lo mismo, luego de prolongadas hesitaciones, ocurrió con los socialistas, ahora a la izquierda de los comunistas y con los grupos menores, integrando tribus marxistoides. Lo más extraño ocurrió con el MPP, tardía derivación del MLN, mayoritario en el Frente con un perfil manso y conciliador, promoviendo sus inocuas ofertas programáticas para un capitalismo más sano. No ocurre así en su interna donde muestra sus afilados dientes.

En su X Congreso “COMPAÑERA RAQUEL DUPONT”, el MPP afirmó que su Partido “quiere alcanzar la etapa de construcción socialista (para ello) se sirve del materialismo histórico” El socialismo, sostiene, es el objetivo estratégico, el bien mayor que advendrá para los latinoamericanos, una vez “resuelta la contradicción fundamental” con el imperialismo. Su objetivo es “una acumulación estratégica” para la construcción de una vía hacia la Liberación Nacional y el Socialismo”. Culmina expresando, “reafirmamos como emepepistas, nuestra condición de luchadores por el socialismo.” El posterior y desleído Congreso “Eduardo Bonomi, Gabriela Soto” del año 2023, no desmiente ninguna de estas afirmaciones.

Por su lado los llamados “independientes” del FA, pertenecen en su mayoría a comunistas y emepepistas, acrecentado su influencia. El resultado es que los Partidos integrantes de la coalición de izquierda, en un porcentaje no menor del 80%, pertenecen todos a núcleos socialistas marxistas (salvo el pequeño grupo seregnista). La paradoja se hace entonces notoria, la izquierda, constituida en demanda electoral, se muestra en el Frente, como un pacífico corderito. Ofrece seguridades respecto al cuidado y preservación del modo de producción capitalista al que, a diferencia de sus adversarios promete manejar con esmero. Simultáneamente, junto a su complemento el imperialismo, lo denota en sus partidos, donde jura “acumular estrategias” para derribarlo. ¿Cómo entenderlo, sin apelar a frases sin sentido, como la pretendida “adaptación a los tiempos” de sus fundamentos?

Es probable que ni ellos tengan justificación para crear una coalición que dice A, cuando se manifiesta como tal, que sostiene lo contrario, cuando hablan sus partidos integrantes. Su única explicación conocida es crear una reserva estratégica, (acumulación de fuerzas en el FA) que los partidos exhibirán cuando las circunstancias lo permitan. El planteo no es totalmente absurdo, el partido comunista la concretó con sus “frentes populares” de 1937. Aquí, aunque el declive programático del FA parezca desmentirlo, el partidismo ha tenido apariciones, fulminantes. Van ejemplos: cuando forzaron la renuncia de Líber Seregni en 1986, al que ahora, con corta memoria, veneran. En 1989 con la retirada del PGP; durante el primer gobierno de Tabaré Vázquez; cuando impidieron el TLC con Estados Unidos, y ahora; cuando de consuno con el Pit-Cnt, proponen una absurda modificación al régimen previsional, regresando al sesentismo. Sepan los ciudadanos con quiénes conviven.

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