La historia es de nunca acabar. Montevideo volvió a inundarse de basura, quienes viven en los Municipios CH y E viven la pesadilla de los contenedores desbordados desde hace, por lo menos, tres semanas. Nunca sus calles estuvieron limpias, jamás, pero desde que la Intendencia comenzó a aplicar su nuevo plan de recolección la situación empeoró y mucho. Que aguanten, total son zonas donde viven los cajetillas al decir de José Mujica y los que pagan los impuestos más altos de la ciudad con los que la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse viene financiado su campaña electoral con miras a las internas de 2024. O financiando las festicholas como Acá estamos.
Sí, la señora que se autoproclamó experta en crisis hídrica, sigue saliendo todos los días a hablar del tema del agua. Solo guardó silencio una semana, luego del papelón del fallido pedido de crédito del BID y de la pésima dramatización con sollozos y tergiversación del informe de la Facultad de Medicina sobre la calidad del agua.
Mientras los montevideanos sufren su desidia, su desinterés por la ciudad, su total prescindencia de las funciones elementales de cualquier gobierno departamental y su ambición política sin límite.
Para colmo los municipios CH y E, están a cargo por decisión de la ciudadanía de Matilde Antía y Mercedes Ruiz, respectivamente. Tal vez haya también la intención de boicotear la gestión de estas dos alcaldesas que además de ser mujeres son del Partido Nacional.
Pero lo cierto que Montevideo sigue siendo un gigantesco basural. Hace tres décadas y tres años que lo es, pero nunca como en la presente administración, (la séptima consecutiva del Frente Amplio) la ciudad se vio en el estado calamitoso que se encuentra hoy. Con contenedores destrozados y desbordados, sin papeleras, etc. Y sin quien se haga responsable de la situación.
Días pasados, un amigo arquitecto que tiene una larga y reconocida trayectoria profesional y que por su labor debe mantener comunicación fluida con la Intendencia de Montevideo, me comentaba que nunca había tenido tanta dificultad y obstáculos para hacer su trabajo.
La gestión Cosse desplazó a las gestiones de Ana Olivera y Daniel Martínez que ostentaban, hasta hora, el ránking de las peores administraciones de Montevideo. No es changa, hay que superar al nefasto período de Olivera y a la del ilusionista Martínez, que veía y hablaba de obras que solo se realizaron en su mente.
Creo que a esta altura no podemos esperar que la situación mejore, aunque sí no debemos bajar los brazos y exigir que se cumpla con lo que la ley ordena. Convocar a una rebelión de los contribuyentes, sería la alternativa que le quedaría a la ciudadanía de la capital, pero se sabe esto es ilegal, está prohibido por la Constitución.
Se supone que a fin de año, Cosse debe renunciar para dedicarse a la campaña electoral, es decir seguir dedicándose a la campaña con miras a las elecciones de 2024. Para fin de año quedan cinco meses. No tendremos entonces una ciudad limpia, eso delo por hecho, pero al menos nos libraremos de verla todos los días en los informativos de televisión hablando de temas que no le competen y no le deberían incumbir. El resto será responsabilidad de los ciudadanos en las urnas.