Lo mejor del gobierno de Milei

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El título es el merecido reconocimiento a la agenda de reformas que viene llevando adelante el ministro de Desregulación y Transformación del Estado de la República Argentina Federico Sturzenegger. Su trabajo puede ser la obra más importante y perdurable que deje la gestión Milei en la vecina orilla.

La Argentina de Javier Milei viene implementando una serie de reformas cuyo signo inequívocamente es positivo, amén de otras discrepancias que se puedan tener con el mandatario. La estabilización de una economía en rumbo de colisión, la mejora de los resultados fiscales y la baja de la inflación, verbigracia, son logros muy destacables. Por primera vez en muchas décadas se tiene la sensación de que el sacrifico que se está haciendo, con un ajuste duro pero indispensable dado el desastre que heredó, puede valer la pena para cambiar el rumbo decadente que llevaban nuestros vecinos.

Más allá de los logros en la gestión macroeconómica debe destacarse especialmente el monumental trabajo que viene llevando adelante Federico Sturzenegger que no es fruto del azar sino del esfuerzo. Este destacado economista realizó antes de las elecciones un exhaustivo documento dónde detallaba los cambios regulatorios que eran necesarios para que una serie de distintos mercados fueran más competitivos, con el objetivo de reducir el costo de vida para las personas, los costos de producción para las empresas e incrementar el crecimiento de la economía. Desde el mercado del transporte aéreo o del terrestre, a los bienes de consumo más sensibles para la población, la tarea que está concretando está cambiando la realidad de su país.

Veamos simplemente el ejemplo más reciente, los cambios introducidos ayer que desregularon la importación y la exportación de alimentos. Según el propio ministro el decreto 35/25 “implementa una revolucionaria desregulación en la exportación-importación de alimentos. Buscamos alimentos más baratos para los argentinos y más alimentos argentinos para el mundo.”

En particular, respecto a las importaciones “se establece que alimentos con certificación en países de alta vigilancia podrán entrar sin restricciones al país y serán automáticamente incorporados al Código Alimentario Argentino. Se eliminan las obligaciones de registrar y autorizar: muestras, productos, establecimientos, depósitos, utensilios y envases (32 hojas de trámites).”

Estas reformas permitirán una competencia mucho mayor en una cantidad de mercados en que las barreras no arancelarias actuaban como un freno a la competencia. Mercados cautivos de unas pocas empresas con privilegios que obtenían rentas extraordinarias ahora servirán a los consumidores, a través de mejores productos y menores precios, beneficiando a la sociedad en su conjunto. Este tipo de reformas que afectan a unas pocas empresas y benefician a la totalidad de las personas que viven en el país no sólo no deberían ser polémicas, sino que deberían ser, y seguramente sean, cuando se sientan sus efectos prácticos, enormemente populares.

La experiencia argentina en este sentido va a arrojar una evidencia muy interesante en el corto plazo de la que seguramente tengamos mucho que aprender otros países, incluido el nuestro. En todo caso, el trabajo que viene realizando Sturzenegger sólo puede merecer reconocimiento y admiración.

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