Lo que pasó y lo que viene

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FRANCISCO FAIG
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Se cierra un 2022 muy parecido y muy diferente a cómo empezó, y cuyos trazos y prioridades marcarán el año que viene.

Muy parecido por dos motivos. Por un lado, la Coalición Republicana (CR) sigue gobernando sin fisuras y con una agenda reformista plena. A inicios de 2022 el desafío era respaldar popularmente la ley de urgente consideración (LUC); hoy, es abrochar la reforma de seguridad social: en ambos casos, la CR se muestra esencialmente unida, contradiciendo así todos los malos augurios que desde la izquierda política y cultural se señalaban sobre su continuidad y eficiencia.

Por otro lado, vivimos un cierre parecido en forma y en fondo al talante de inicios del año con relación a la conducción de la oposición por el Frente Amplio (FA). Una campaña de mentiras tan infames como vergonzosas, fue su sino para derogar parte de la LUC; una campaña de calumnias tan extendidas como irrefrenables, en coordinación con prensa y líderes de opinión discretamente alineados con la izquierda, es la que caracteriza al FA actual.

Muy diferente también por dos causas. Por un lado, porque el tiempo de la excepcionalidad por la pandemia se acabó. El balance de la gestión de la crisis fue destacado. Pero es recién ahora, viviendo políticamente con normalidad y sin la distorsión de una urgencia histórica, que se hace clara la voluntad reformadora del oficialismo y la decisión izquierdista de oponerse radicalmente a todo. Por otro lado, porque los partidos de la CR están empezando a prestar mayor atención a las elecciones de 2024, y el FA va perfilando también sus precandidaturas presidenciales.

Todos estos trazos y prioridades marcarán el 2023 que se inicia. La prioridad del gobierno es cerrar la reforma de la seguridad social; dejar navegando a buen puerto la reforma de la educación; y seguramente concretar una apertura comercial indispensable. Entretanto, si el oficialismo quiere tener chances de repetir en 2024, deberá mejorar la situación económica de las clases medias que fueron golpeadas por la pandemia, y presentar mejores resultados en seguridad pública.

Los trazos políticos ya vislumbrados en este 2022 perdurarán así para el año próximo: un FA aún más combativo, con sus intendentes- precandidatos ganando protagonismo en la oposición; y unos partidos de la CR que a medida que pasen los meses irán prestando cada vez más atención a sus intereses y posicionamientos electorales.

Todo esto tan previsible enfrenta, empero, un riesgo enorme del que hay que estar alerta: la manipulación del miedo al Covid que infelizmente está reapareciendo en Occidente y que busca, de nuevo, encerrar, prohibir, vacunar obligatoriamente a prácticamente todo el mundo, y desfigurar así la convivencia social y las libertades más sagradas.

Uruguay enfrentó la histeria pasada, hecha de mentiras y exageraciones, con la certeza de la libertad responsable, y a pesar de una oposición izquierdista política y corporativa francamente salvaje. En 2023, serán los precandidatos oficialistas quienes deberán anunciar que mantendrán firmes el timón y que no cederán al agobio de la irracionalidad liberticida que estará azuzada, claro está, por una izquierda cultural y política que procurará, de nuevo, encerrarnos y liquidar nuestra convivencia en paz.

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