Los condenados de la tierra

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Hablo de los viejos. Y no porque el trecho que les resta es corto -en definitiva ¿quién sabe cuán largo o cuán corto es el camino?- sino porque están jubilados.

En países más adultos toman medidas para garantizar el derecho ganado: pagan conformes un cierto costo en mínimos para el retiro y recortes explicables de lo que deberían efectivamente percibir. Todo con responsabilidad y seriedad; sin ideología ni demagogia.

Hay otros países donde los jubilados son usados y abusados. Solo se acuerdan de ellos en elecciones; el voto es la única fuerza real que tienen: no pueden copar la calle como estudiantes u obreros -unidos y adelante- ni hacer huelgas o paros, trabajar a reglamento u ocupar los lugares de trabajo.

Uno de los casos más ilustrativos es el de Argentina. ¿Están siguiendo los miércoles esa serie -“Los jubilados como excusa”-, en la que son protagonistas estudiantes, kirchneristas y peronistas, grupúsculos de izquierda y “las barras bravas”? Este próximo miércoles le toca a la CGT y ya lo anunciaron esos gordos, ricachones e impresentables: manifestación el miércoles y paro el jueves; tomá, solidaridad por partida doble, los jubilados de parabienes. Usados por estas barras -qué otra cosa- de oportunistas, y abusados por los kirchneristas que les robaron la plata ahorrada -con uso para otros fines-, y los Milei ahora que hacen gárgaras con el equilibrio fiscal y han optado por el recurso fácil de reventar aún más a los jubilados. Si hiciera una reforma laboral el ahorro sería muy superior; ¿qué pasa?, ¿no se animan con los gordos? Por lo menos que recorte un poco los viajes que hace con su hermana, para vociferar o recibir “premios”.

Pobres. Perdóneseme la grosería pero aquí cabe aquello tan elocuente de que cuando la mierda tenga valor en Argentina los jubilados nacen sin culo.

Ver lo que pasa enfrente me da temblor. Y así como cuando el gobierno de Lacalle aprobó la algo tímida o prudente reforma jubilatoria respiré más tranquilo, ahora me atoro con el anuncio del presidente Orsi de que habrá un “gran diálogo nacional” superior a cualquiera que hayan ensayado Maduro o el kirchnerismo, para “arreglar” la seguridad social. Y de hecho, todo bajo la batuta del dirigente comunista y presidente del Pit-Cnt Marcelo Abdala; con retiro a los 60, y si es posible antes, una patada en el traste a las Afaps, todo administrado por los funcionarios del BPS, los 24 mil millones de dólares ahorrados por los trabajadores en manos del Estado y si es posible reducir la jornada laboral y gravar -esto es, sacarle la plata- a los ricos (¿dónde están?; los va a correr como ya corrió a los japoneses). Y todos echados para atrás: como por ejemplo Cristina Kirchner, uno de los faros que nos ilumina.

Mujica, con buena puntería, dijo que aprobar la propuesta del Pit-Cnt (la de Abdala) era como “encanarse a sí mismo”. El propio Orsi, en su estilo, dijo que no estaba de acuerdo, como también lo dijo y lo refrendó la gran mayoría de los uruguayos. Y ahora anuncia el “diálogo nacional” por la seguridad social. Pero, ¿cómo?: entonces ¿tampoco es cierto aquello de que no habrá nuevos ni aumento de los impuestos?

Una pregunta: ¿en el diálogo nacional cómo estará representado el 60% (6 de cada 10) de los uruguayos que rechazó el plebiscito de Abdala?.

Recordatorio: los estudiantes y obreros de hoy mañana serán jubilados; y el tiempo pasa volando.

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