Los tibios

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Ante la derrota de la, ahora nombrada, Coalición Republicana han surgido diversas voces que identifican como motivo principal del resultado electoral, la tibieza de la Coalición en mostrarse liberal y/o de derecha.

Esta línea argumental adjudica las carencias a tener vergüenza o complejo de manifestarse en una línea ideológica más liberal o de derecha. Esta tesis, en algunos casos termina en la brutal comparación con fenómenos como el de Milei.

Adjudicar la derrota a una supuesta “tibieza” es errado y los desafíos que presenta la Coalición Republicana son más graves y profundos que una supuesta tibieza. Ser tibio o “acomplejado”, implica que estructuralmente se tiene una línea ideológica clara, pero que por diversos motivos se resuelve matizarla u ocultarla; este no es el caso de análisis.

Una mayoría de los dirigentes de la CR no son tibios, simplemente se encuentran en alguna de las siguientes dos categorías: la primera; son esencialmente alguna de las variantes del espectro socialdemócrata, así el Partido Independiente, parte del Partido Colorado y un sinfín de dirigentes del Partido Nacional se muestran muy cómodos defendiendo posturas tradicionales de la socialdemocracia. En la segunda categoría se encuentran dirigentes y políticos formados sin estructura ideológica ni cosmovisión alguna de una Sociedad aspiracional, podrán ser excelentes captadores de votos, pero hay exceso de dirigentes con una carencia absoluta de formación y visión de Sociedad alguna.

A esta realidad, se le adicionó Cabildo Abierto, el cual desde siempre ha tenido una visión dirigista de la Sociedad y su economía, más cercana a sectores de la izquierda profunda. Su participación en la Coalición Republicana solo se explica por su origen en sectores militares, y de manera alguna por su ideología, la cual ha tenido excelsos exponentes como el senador Domenech.

El desafío de la Coalición Republicana no es dejar de ser tibios, es que encuentren un sueño de país compartido, en el cual crean con convicción. Transmitiendo de manera estructural, una serie de valores profundos del ser humano, una forma de Sociedad y finalmente un modelo de Estado.

Hemos culminado un proceso electoral donde la libertad individual, la condena cultural al éxito, la meritocracia como valor universal, los privilegios espurios de corporaciones públicas y privadas o la burla permanente de nuestra Sociedad al respeto, no estuvieron en agenda.

Sin un modelo de Sociedad al cual aspirar, no hay sueño posible, y parecería que una porción muy relevante de la Coalición Republicana es fanática del “Modelo Uruguay”. Ese modelo en el cual, nada se puede tocar, porque el Uruguay es un país “fantástico”.

Un modelo en el cual eliminar la pobreza infantil no justifica eliminar ni una sola chacra privilegiada estatal o desatar alguna “vaca atada” privada. Desde los títulos nobiliarios de Comisiones Mixtas a regulaciones que solo benefician a unas pocas empresas amigas (del poder, cualquiera sea el turno).

La coalición de las “socialdemocracias” debería definir si realmente tienen un sueño alternativo para nuestra pequeña nación, o simplemente son meros administradores del “Modelo Uruguay”.

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