Después del brutal fraude electoral del pasado domingo empiezan a emerger algunos acuerdos que pueden parecer positivos, pero que en realidad esconden la misma mezquindad sobre la situación de Venezuela.
Lo positivo es que muchos, hasta ayer, enamorados de la revolución bolivariana que acusaban al imperialismo yanqui de todos los problemas en Venezuela, empiezan a despertar. La postura oficial del FA es la muestra local de esto, con un gran equilibrismo evolucionaron hacia la postura de “pedir pruebas” sin alinearse con nadie. Eso que Fernando Pereira repitió estos días, “no se puede decir que hubo fraude ni que no hubo fraude”.
Todo un avance considerando lo que fue la posición del FA para con la escalada autoritaria chavista de las últimas décadas. La novedad es una suerte de neutralidad: es cierto que Maduro es malo pero en la oposición también hay gente mala. Reconocen que las elecciones dejan dudas, pero aún no se puede decir a ciencia cierta que hayan sido robadas. Pasamos a estar de acuerdo en que apoyar al gobierno represivo de Venezuela no es una buena idea, pero eso no quiere decir que haya que ponerse del lado de la oposición, sino que hay que promover un diálogo porque todos tuvieron errores y tienen que ceder. Si quieren escuchar esta tesis un poco más desarrollada les recomiendo una entrevista a Daniel Caggiani en Fácil Desviarse en la tarde del miércoles. Una oda a la neutralidad que no es más que una elegante forma de aliviar la presión internacional sobre la dictadura venezolana.
A nivel internacional el campeón de esta maldita neutralidad es el presidente brasileño Lula da Silva, acompañado por el colombiano Petro. Para estos presidentes democráticamente electos es muy difícil seguir defendiendo a Maduro ante un fraude tan burdo, por eso su camino es darle oxígeno a través de dilatorios pedidos de información adicional. ¿Qué dudas pueden haber después del informe de Centro Carter? ¿Qué dudas pueden quedar luego de 5 días sin presentar una sola acta? ¿Qué dudas pueden quedar al demostrarse que los números oficiales del CNE son matemáticamente imposibles? Toda postura tibia y equidistante, todo pedido dilatorio de más información, es oxígeno para la dictadura.
La idea esbozada por Caggiani de que la oposición no es tan pura, es irrelevante. En los 80, en la oposición a la dictadura uruguaya estaba el comunismo, un comunismo que era financiado por la más terrible dictadura soviética, ¿y? Los que apoyaron desde el exterior a la restauración democrática no lo hacían porque estaban de acuerdo con toda la oposición, lo hacían porque las víctimas no necesitan ser puras.
A la oposición venezolana se la apoya porque lucha contra una dictadura que tiene todo el poder armado del Estado de su parte. Se la apoya porque ganó las elecciones parlamentarias en 2015 y Maduro clausuró ese Parlamento, se la apoya porque el domingo se demostró que la mayoría de la ciudadanía está de su parte y la dictadura volvió a desconocer el resultado.
El domingo se abrió una nueva etapa, la dictadura venezolana quedó más expuesta que nunca antes. Para sus antiguos socios democráticamente electos ya no es posible el apoyo abierto. Es por eso que estamos presenciando un movimiento masivo hacia una maldita neutralidad que es injusta y funcional al dictador.