Promesa que será la última metáfora futbolística que verá en esta columna en todo el 2021. Pero el anuncio presidencial de ayer sobre la firma de los contratos para la compra de casi tres millones de vacunas, llega para el gobierno en un momento clave.
Con la pandemia golpeando duro, con la oposición envalentonada y presionando como nunca, y con la opinión pública perdiendo la paciencia.
En ese sentido, parece indiscutible que el anuncio cae en el momento más necesario. En la hora. La duda podría venir por el lado de si es efectivamente un gol que defina el “partido” o no.
El principal argumento a favor es la cantidad de dosis anunciada. Francamente, la confirmación de 2,8 millones en total, pero sobre todo el dato de que medio millón estarían arribando a fines de febrero o principios de marzo, es muy relevante. Hasta ahora, salvo algunos países del primer mundo, las cantidades de vacunas anunciadas y concretadas son más simbólicas que otra cosa. En Chile, por ejemplo, hasta ayer se habían vacunado unas 50 mil personas con la primera dosis, y 8 mil con la segunda. Hablamos de un país de casi 20 millones de habitantes. Gran Bretaña, uno de los primeros en empezar a vacunar, lleva apenas inoculado al 8% de su gente.
Si se confirma que llegan esas 500 mil dosis en febrero, para fin de marzo Uruguay podría casi duplicar esa cifra. Vale recodar que el año pasado, la vacuna contra la gripe se aplicó a 25 mil personas por día en la primera semana. Con lo cual se podría pensar sin ser muy exagerado, que en un mes, se podría haber inoculado a 500 mil personas, al menos con la primera dosis. Con ese ritmo, para junio, ya debería estar a resguardo buena parte de la población de riesgo y los trabajadores esenciales, con lo cual se podría pensar en el regreso a una cierta normalidad cotidiana. La gran duda de todo esto, es si los laboratorios podrán cumplir con el cronograma de entregas, ya que en estos primeros meses se les ha hecho muy difícil hacerlo.
El segundo argumento para calificar de “gol” el anuncio de ayer, es el tipo de vacunas.
El paquete anunciado está compuesto por la vacuna de Pfizer BioNtech, la primera, la más estudiada, y la que tiene probablemente porcentaje más alto de efectividad. Hasta ahora se trata de la preferida por todos los países, aunque los expertos suelen afirmar que no necesariamente es la mejor para toda la población, por presentar algunos efectos secundarios. La otra es la china Sinovac, que tiene una “pata” brasileña, ya que poseen un convenio con el instituto Butantan. Esto hace que tenga muchos vasos comunicantes con los científicos uruguayos.
Mucho se habla tras bambalinas que una tercera que podría llegar y es la de Johnson y Johnson, que está por terminar su estudios, y que requiere solo una dosis.
En un debate tan politizado como ha sido el de las vacunas últimamente, las que anunció Uruguay ayer están entre las más aceptadas.
La gran pregunta, que nadie llegó a hacer ayer en la conferencia, es ¿por qué se demoró tanto? Tal vez haya una clave en los agradecimientos del Presidente Lacalle Pou a Nicolás Herrera y Nicolás Piaggio, del estudio Guyer y Regules. El gran tema detrás de estas negociaciones era que las empresas exigían resguardos legales ante posibles efectos negativos a mediano y largo plazo de las vacunas, ya que por el apuro en su desarrollo, no se ha cumplido con cada paso que suelen exigir los reguladores. Ante el perjuicio de la pandemia, bien paga asumir algunos riesgos, pero estas megacorporaciones no dejan huecos en su armadura que el día de mañana les puedan costar juicios millonarios.
Pero si algo da la señal de que el anuncio, más allá de su esencial impacto en la salud pública, fue un “gol” político, es la reacción de la oposición.
Los principales referentes en la materia del Frente Amplio tuvieron una tarea ardua ayer intentando buscar elementos de crítica al anuncio. Que no se saben los cronogramas, que falta confirmar las cifras de embarques, y otros argumentos francamente “flojos”. Sobre todo teniendo en cuenta que muchas de esas figuras aplaudían hace no mucho el relato de Víctor Hugo Morales de la salida del avión de Aerolíneas Argentinas a Moscú a buscar 300 mil dosis de una vacuna que ni siquiera se aplica masivamente en su propio país de origen. Proporcionalmente, es como si pusiéramos a Sonsol a relatar la salida de un avión que fuera a buscar 30 mil dosis.
De todas formas, festejar este “gol en la hora” sería un grave error. Quedan varios meses para que este anuncio se pueda traducir en un impacto relevante en la pandemia en Uruguay. Y en un momento donde la misma, si bien no está cumpliendo los pronósticos más tenebrosos de algunos matemáticos, está lejos de la zona de confort. Tras casi un año de desgaste feroz, parece válido pedirle la hora al juez. Pero sin descuidar la defensa.