El Consejo de Ministros de Pueblo Centenario fue una parábola que permite entender una cantidad de cosas que están pasando en el Uruguay hoy.
Empecemos por un episodio puntual. Al salir del lugar del evento, el presidente Vázquez se encaró con un enviado del El Observador a quien respondió con rostro enojado por un cruce ocurrido durante la semana con ese diario, diciéndole que el medio había publicado "noticas falsas". Y lo dijo duro, asertivo, casi con desprecio, mientras su gurú comunicacional, José Luis Veiga, asentía con la cabeza, excitado.
El episodio estaba lejos de ser como lo pintó Vázquez. El Observador publicó una nota con el intendente/precandidato (en sus ratos libres) Daniel Martínez, donde este contaba de un proyecto para convertir la estación de AFE en un Silicon Valley criollo. Y afirmaba haberle entregado al presidente una carpeta con la idea. El presidente ordenó publicar de inmediato en su web oficial que eso era mentira, que a él Martínez nunca le había hablado del tema.
Resulta que a los pocos minutos el intendente/precandidato (en sus ratos libres) confirmó lo dicho a El Observador. Vázquez debió explicar luego que sí, que se reunió con Martínez, que hablaron del tema, pero que la "mentira" era que no había recibido la carpeta. Como queda claro, el diario no mintió ni publicó nada falso. En todo caso, a quien desmintió Vázquez fue a su propio intendente capitalino, confirmando lo que todo el Uruguay sabe, aunque él lo niegue con cara de póker. Que no lo tiene en su lista chica de regalos para el día del amigo, por decirlo de manera elegante.
Este episodio, si se quiere menor, tiene una relevancia mayúscula hoy en día. Porque la acusación de Vázquez a un medio de prensa, escrito, serio y que tiene en su haber algunas de las revelaciones informativas más trascendentes de estos años (no tantas como El País, claro), es un símbolo muy complicado. Cuando un líder político del nivel de Vázquez, el presidente de la República, acusa a un medio de difundir "noticias falsas", lo está deslegitimando, al menos ante sus seguidores. Es una acusación que golpea al corazón de un medio, a su credibilidad. A partir de lo cual, la gente con menos formación y conocimiento de la realidad, buscará ningunear cualquier cosa que se publique allí a futuro.
Se trata, sin muchos matices, de lo mismo que hace Donald Trump, que tantas críticas le genera de parte de todo el mundo.
Pero, más allá de esto, Vázquez acababa de padecer en carne propia los efectos de vivir en una era donde las noticias falsas y la información trucha que circula en redes, se vuelve el principal insumo para alguna gente. Durante ese consejo, Vázquez intentó usar su prestigio y formación médica para defender la nueva planta de UPM, el único proyecto que le queda para dejar a la posteridad algo de valor de su esmirriada segunda administración, ante una ola de críticas mayormente basadas en fantasías.
"No vi que nacieran niños con dos cabezas", fue la frase que eligió el mandatario para enfrentar la andanada de críticas de los asistentes al evento. Frase que no debió haber pasado por el filtro de su gurú comunicacional, porque a la larga fue usada para "matarlo".
La realidad es que este proyecto de UPM está enfrentando una especie de tormenta perfecta a nivel de opinión pública. Su eclosión mediática coincide con un fenómeno extrañamente potente de cianobacterias, con un escándalo muy mal manejado con el tema del agua potable, el caos entre UTE y el Ministerio de Industria por el proyecto para inundar San Gregorio de Polanco. Y hasta un episodio de mortandad de peces en el Río de la Plata. Pero, sobre todo, por el boom de las redes y el eco que ellas permiten a fanáticos y conspiranoicos.
El principal aliado de Vázquez en este tema es, justamente, la prensa seria. Esa que durante estos días informó que las cianobacterias son un fenómeno global que está ocurriendo en lugares como el Mar Báltico o las Islas Canarias, donde no hay soja, ni UPM. Que la mortandad de peces se debió a un normal cambio de salinidad. Que la situación de nuestros ríos tampoco es el apocalipsis, sino que existe un exceso de nutrientes que puede venir de carencias en saneamiento o mal manejo de fertilizantes, cosas que se pueden solucionar con determinación política seria. Que lo de San Gregorio no tiene nada que ver con UPM.
De hecho, que los finlandeses son los número uno a nivel mundial en medio ambiente, y si hay un aliado digno de aprovechar para mejorar nuestros problemas ambientales, son justamente ellos.
El tema de fondo es que para un político, si tiene la conciencia tranquila, un sistema de medios solido y creíble es el principal aliado para poder trabajar bien. Dinamitar su credibilidad para salvar el ego o golpear rastreramente a un correligionario, es un pésimo negocio. Para todos.