Meritocracia y resentimiento

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Hay lecturas que a uno le quedan en la memoria por años. De esas que mucho tiempo después vuelven a aparecer, frente a una situación que representa lo que la lectura nos dejó pensando.

Eso me sucedió con una columna de Facundo Ponce de León en Búsqueda, “El desafío de la gratitud” de setiembre del 2020, en plena campaña municipal. En ese entonces Mujica había hecho declaraciones sobre Laura Raffo, que generaron mucho revuelo (aquellas del “taco cafishio”).

Esa columna volvió a mi memoria cuando leí el lapsus de Mario Bergara en X sobre La sociedad de la nieve y el resonado “sin embargo”, dado el origen socioeconómico de sus protagonistas. Más allá de las disculpas posteriores y de lo discutible del origen de los muchachos (además de lo poco afortunado de hacerlas con una historia que trasciende cualquier origen de sus protagonistas), este tipo de declaraciones tienen un punto en común con las de Mujica de hace años atrás.

Ponce de León argumenta que estamos (y lo pongo en presente, porque no evolucionamos ni un poquito), en un mundo con un problema endémico, que es el resentimiento. Y la base está en la falsa idea de que vivimos en un mundo exclusivamente meritocrático.

La meritocracia nos hace creer que el éxito solo tiene que ver con merecimiento. Por ende, el que llega al éxito cree que es exclusivamente porque tiene los méritos suficientes para estar ahí; y el que no, a pesar de todos sus esfuerzos, naturalmente se frustra y resiente, tendiendo a buscar un culpable.

Si hay algo que justamente el Accidente de los Andes nos deja en claro (además de la enorme historia de supervivencia humana, generosidad, amistad y esfuerzo) es que la suerte tiene un papel muy importante en la vida. Solemos evitar su peso porque pone un límite a la soberbia humana, pero siempre está presente. Dónde nacemos, las oportunidades que se nos presentan e infinidad de etcéteras. Para bien y para mal, y no hablo solamente de lo económico.

¿Qué debería hacer entonces quien tuvo suerte? ¿Queda anulado de cualquier actividad, pensamiento o mérito? ¿Qué es tener suerte? Porque si nos ponemos duros, todos podríamos encontrar un “sin embargo” en el otro. Todos tuvimos más o menos suerte en diferentes aspectos de nuestra vida y bajo esta óptica, todos seríamos cuestionables al final del día.

Pero es todo lo contrario. Es justamente ahí donde la política juega un papel importante en ayudar a los menos afortunados. Ahí es donde entra el desafío de la gratitud, al que hace referencia Ponce de León. Y cuando digo “política” no me refiero solamente al Estado, sino a la actividad de los ciudadanos (en todos sus grados de fortuna) que intervienen en los asuntos públicos con su opinión, acción, voto, o de cualquier otro modo.

“Salirse de la meritocracia y salirse del resentimiento es escapar a la misma matriz”, dice Ponce de León. Realizando el primero, se abandona la idea de que los logros son solo tuyos. En el segundo, se sale de la idea de que lo que nos pasa es por una injusticia por la que alguien debería pagar.

Ojalá evolucionemos un poco y la próxima campaña electoral, que ya está calentando motores, logre salir de la básica y poco productiva dicotomía de las anteriores.

Construir sobre la gratitud y no sobre el resentimiento.

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