Motivos de asombro

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Los acontecimientos que han acaparado la atención pública en las últimas semanas sólo pueden calificarse como asombrosos. En segundo análisis podrán encontrarse otros adjetivos y reacciones, pero lo primero es el asombro.

Episodio absolutamente asombroso es el del IAVA. Que una treintena de muchachos y chiquilinas jugando a Che Guevara consigan dejar sin clases a todo el resto del alumnado y el motivo sea el dominio sobre un portón y un corredor, es asombroso. Pero que la central sindical, junto al partido político más grande del país, hayan jugado su prestigio poniéndose sin salvedades del lado de ese grupo de jóvenes que no se sabe a dónde irán a parar y que sus dirigentes principales se hagan presentes en las escalinatas del IAVA como teatro adecuado para zanjar diferendos sobre la reforma educativa, es doblemente asombroso.

Conjunto de episodios igualmente asombrosos los que rodearon la renuncia de la Ministra de Vivienda, compañera de lucha y de lecho del senador Manini, fundador y referente de Cabildo Abierto.

Es preciso recordar que la actual coalición de gobierno fue una idea y una iniciativa del candidato Luis Lacalle Pou, para la cual convidó antes de las elecciones, y a la que decidieron integrarse los que así lo hicieron previo a que se hubieran emitido y contado los respectivos votos. No fue una invitación para votar juntos sino para gobernar juntos después, si la votación así lo habilitaba. Este planteo derivaba -y derivó- en condiciones políticas diferentes a las que aplicaban al tipo de coaliciones que hubo antes en la vida política uruguaya.

Cabildo Abierto, partido nuevo e inicialmente exitoso, proporcionó muchos votos a la coalición y, correlativamente, muchos jerarcas al gobierno. Por ser bisoño en el asunto, Manini su conductor, cometió algunos errores propios de esa condición. Desconociendo la cruel aspereza propia de la lucha política y olvidando a la vez la naturaleza de los necesarios resguardos recíprocos de la vida conyugal, colocó a su esposa en uno de los Ministerios asignados a su partido.

Otro error, atribuible a la misma condición, fue suponer que podría usufructuar beneficios dobles de parte de la coalición. Por un lado que ésta le cubriera las espaldas ♂-como sucedió en aquel incidente de defensa de sus fueros y luego con el problema de Colonización- y por otro lado pretender una soltura política que no cuadra del todo con el compromiso con la coalición. Tanta insistencia en marcar perfil propio menoscaba la coalición llevando las cosas a que actualmente ésta quede menguada, en la práctica, a un Partido y dos personas: el Partido Nacional y Sanguinetti y Mieres.)

También resulta asombroso que la economista Laura Raffo, persona de grandes condiciones personales pero sin significación política previa, que fue procurada por las dirigencias de todos los partidos opositores del Frente en Montevideo para dar la pelea como candidata común a la intendencia (campaña en la que se desempeñó con brillo) haya tomado la decisión de abandonar ahora aquella pelea para sustituirla por otra en la que competirá contra todos los actores políticos que la procuraron y la impulsaron antes.

Estos tres episodios que han asombrado a la opinión pública tuvieron lugar prácticamente al mismo tiempo, en menos de un mes: otro motivo de asombro.

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