Una prolongada e intensa amistad me une al Dr. Carlos Suzacq desde los inicios de nuestra carrera en la Facultad de Medicina. Por ello, me siento en la obligación de desdecir públicamente informaciones de prensa que lo han señalado como “médico torturador”.
Suzacq fue procesado con prisión el pasado 12 de octubre por la requisitoria del fiscal Ricardo Perciballe. Establece que nueve denunciantes, que estuvieron privados de libertad en el Regimiento de Caballería N° 6 durante la dictadura, lo reconocieron “ora como partícipe de los tormentos a los que fueron sometidos, ora realizándole controles en tiempo cercano al momento de los apremios”.
Carlos Suzacq y yo nos graduamos en marzo de 1976. Los hechos que se investigan refieren a diciembre de 1974. Suzacq no era Médico; era Practicante en ese momento. Esto implica estar bajo las órdenes y supervisión de un médico. Así lo confirman las fichas médicas presentadas en la sede judicial, “todas firmadas por Suzacq como practicante, por orden de…” un médico superior.
Suzacq nunca ha ocultado que, antes de recibirse, hizo las prácticas externas en el Hospital Militar, y de ahí pasó al Regimiento 6º de Caballería para tareas de practicante colaborando con el médico titular.
Suzacq concurría al cuartel dos horas por día, dos veces por semana, y no era la única persona encargada de dicha tarea. El jefe de Servicio era el Dr. Antonio Farcic (hoy jubilado). Una de las denunciantes, la Sra. Elena Zaffaroni, declaró que, en efecto, había fichas firmadas “por otro médico” de apellido Farcic.
Otros testimonios de los denunciantes, además, nombran a los Dres. Marabotto y Escalante, y a un enfermero. Es decir, en el Regimiento de Caballería N° 6 había varios médicos, además de Suzacq, que no era médico sino practicante.
La Fiscalía no profundizó la investigación en esa dirección.
Tampoco explicó las contradicciones que surgen de las declaraciones de los denunciantes. La sentencia desechó dos de los nueve testimonios que aportó la Fiscalía; de los siete restantes, solo uno -Mercedes Xavier de Mello, hoy fallecida- identificó plenamente a Suzacq cuando le hizo la ficha médica, puesto que lo conocía de antes.
Otro de los denunciantes, el Sr. Eduardo Reyes, durante las sesiones de interrogatorio a las que fue sometido, afirma haber sido atendido por un médico, a quien vio al deslizársele la capucha. Lo describió como “joven y rubio” y “con el correr de los años pude saber su nombre, a través de otros compañeros”. Una foto del Dr. Suzacq, publicada el 20 de setiembre de 1976 en un diario de la época, aunque es en blanco y negro, muestra en forma concluyente y categórica que tenía el pelo negro.
Otras fotos de carácter familiar, incluso las fotos de su boda, prueban lo que sabe cualquiera que lo haya conocido de sus años universitarios: que tenía pelo negro y ojos oscuros. Reyes, de hecho, está señalando a otra persona que es rubia.
Ninguno de los otros cinco testimonios ubica al hoy procesado durante los apremios. Afirman que es Suzacq “porque me dijeron que era Suzacq”.
El proceso judicial al que fue sometido dista de ser cristalino. No he estudiado leyes, pero me puedo preguntar: si alguien es culpable por “tener conocimiento de lo que allí ocurría”, ¿cómo no se procesa a todos los que estuvieron en el Regimiento de Caballería N° 6 en esa época, incluyendo a los médicos?
La defensa de Suzacq ha señalado que el Estatuto de Roma en los delitos de lesa humanidad establece que “el mero conocimiento en cuanto a torturas infligidas, no es suficiente para constituirlo en delito”. Hay otras consideraciones jurídicas enumeradas por la defensa que no me corresponde analizarlas.
En un programa matutino de TV, emitido a fines de octubre, el fiscal Perciballe hizo apreciaciones del caso que no se ajustan a los hechos, al expresar que “hacía los chequeos médicos cuando estaban en la tortura y después los revisaba”.
Ya ha quedado establecido que Suzacq no era médico. La Sra. Zaffaroni el 30 de agosto de 2023 declaró que vio a Suzacq una sola vez, durante la revisión. Ante la declaración que describe a Suzacq como “rubio”, el fiscal minimiza el dato cuando expresa que “Suzacq es una persona muy blanca, de ojos claros, y de morocho tenía muy poco”.
Con esas contradicciones, y sin testigos que lo ubiquen en forma inequívoca durante las sesiones de tortura -como afirma la defen-sa-, se dictó un procesamiento con prisión contra quien no era médico, ni torturador.
Suzacq, de 73 años, cuya historia clínica registra diabetes, hipertensión arterial, infarto de miocardio, un accidente cerebrovascular transitorio y muerte súbita reanimada, como dijo la defensa, se expone a lo que pudiera ser una cadena perpetua mientras se está a la espera del juicio.