La ofensiva del gobierno de Maduro contra la oposición democrática avanza metódica y deliberadamente (dentro de la demencia esencial del socialismo bolivariano). Se ha llegado a un punto en que los reclamos principalmente del progresismo latinoamericano, encabezado por Brasil y Colombia, de que el Consejo Nacional Electoral publique las actas de los escrutinios suenan a una broma de mal gusto. La dictadura no ha dado a conocer esa información. Ni tampoco lo hará, porque ello significaría reconocer su derrota. En cambio, el Poder Ejecutivo, el Consejo electoral y el Poder Judicial venezolanos, el mismo perro con diferente collar, han considerado suficiente declarar el triunfo como por arte de magia y a otra cosa…
Un reciente estudio del sitio Statista, resume los resultados de siete organizaciones no gubernamentales especializadas en la evaluación de los Derechos Humanos. Algunas de esas evaluaciones fueron realizadas el año pasado, otras son más recientes.
En el Índice de percepción de Corrupción (datos del año 2023) que realiza Transparencia Internacional, Venezuela figura en el puesto 177 de los 180 países incluidos en la muestra. Y así siguen las evaluaciones. El Índice de Paz Global (2024) ubica a Venezuela en el lugar 142 de una muestra de 163 países. El Índice de Libertad de Prensa Mundial (2024) de Reporteros sin Fronteras sitúa a Venezuela en la posición 156 en una muestra que comprende 180 países. El Índice de Democracia (2024) que elabora el Economist Intelligence Unit, relega a Venezuela al lugar 142 en una muestra de 167 países. El Índice de Estados Frágiles (2024) del Fondo para la Paz, envía a Venezuela al sitio 149 en una muestra de 179 países. El índice de libertad en Internet de Freedom House la sitúa en el sitio 57, en un total de 70 países.
Para Reporteros sin Fronteras, Venezuela está ubicada entre esos adalides de la liberta de prensa como son China, Cuba, Rusia y Nicaragua y afirmó que “En Venezuela, los periodistas son objeto de una ola de represión postelectoral. Desde el comienzo de la campaña electoral de 2024, al menos diez periodistas han sido detenidos, y ocho de ellos siguen en prisión, bajo acusaciones falsas y en condiciones preocupantes”.
Transparencia Internacional ubicó a Venezuela en el fondo su índice de corrupción, escoltado por Nicaragua, Yemen, Sudán del Sur, Siria y Somalia. Este índice corresponde al año 2023, es decir antes de las elecciones presidenciales.
Ahora, la ONG Human Rights Watch advirtió que las autoridades venezolanas están cometiendo violaciones de los derechos humanos contra quienes protestan contra el régimen, los líderes de la oposición y críticos del gobierno.
Esas constataciones se suman a los informes de organismos internacionales, incluyendo los diagnósticos presentados sobre la situación venezolana por la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, en los años 2019-2022. Cuando aquí los defensores del socialismo bolivariano opinaban que la de Maduro era una “democracia diferente”.
Sabido es que no hay peor ciego que el que no quiere ver. La pregunta es por qué no quiere ver. Y esta es una pregunta importante, no solamente por lo que sucede en Venezuela sino también por lo que acontece en nuestro país.