No le importa

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Al principio del mes pasado, Maduro proclamó que “Es setiembre y ya huele a Navidad, huele a Navidad. Y por eso este año, en homenaje a ustedes, en agradecimiento a ustedes, voy a decretar el adelanto de la Navidad”.

La semana pasada, los edificios públicos y paseos y plazas en Venezuela aparecieron decorados e iluminados para el principio de las celebraciones navideñas. El Papá Noel bolivariano que anunció las celebraciones fue Diosdado Cabello, el ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz y vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Cabello proclamó que “todas las comunidades” celebraban la llegada de las fiestas de Navidad y afirmó que “otra vez la alegría de un Pueblo, que a pesar de todos los ataques ahí está siempre de pie”. En su opinión, “no hay nada ni nadie que pueda quitarle o robarle la alegría al Pueblo de Venezuela”. En realidad, esto posiblemente es cierto. La fortaleza del pueblo venezolano es admirable. Como lo demostraron en la elección presidencial de fines de julio.

El ministro también reveló cuál será la apoteosis del programa celebratorio planificado para los próximos meses: “a partir de hoy, nosotros comenzamos a prepararnos para lo del Niño Jesús, el Feliz Año Nuevo y prepararnos para el 10 de enero, que le toca otra vez al Pueblo”. ¿Qué sucederá el 10 de enero? No hay misterio: asume el presidente electo. Por lo tanto, de un tirón se funden la Navidad, el Año Nuevo y el comienzo del nuevo período de gobierno de Maduro.

Es el clásico “panem et circenses” de los romanos.

Pero, los ciudadanos venezolanos no serán engañados por este artilugio de la dictatura. Su opinión sobre el régimen quedó demostrada en la votación y, sobre todo, por la emigración. En junio, Naciones Unidas informó que se encontraban fuera de su país casi ocho millones de venezolanos, “siendo el segundo mayor desplazamiento del mundo”. La mayoría de ellos (6,6 millones residen en la región (especialmente en Colombia, 2,9 millones) y Perú (1,5 millones). La causa de esa emigración no es una catástrofe natural o una guerra, sino la dictadura -para darle el nombre que corresponde.

El improbable Papá Noel bolivariano no pudo contenerse y también mostró su verdadera naturaleza.

Al mismo tiempo que Cabello lanzaba las celebraciones navideñas en Venezuela, el Centro Carter presentó las actas electorales originales de la votación del 28 de julio ante el Consejo Permanente de la OEA. Estos documentos, rescatados con gran coraje e ingenio por la oposición, demuestran que el candidato opositor, Edmundo González, ganó las elecciones con el 67% de los votos, contra el 31% de Maduro. El Centro Carter y el Panel de Expertos de las Naciones Unidas sobre las elecciones presidenciales venezolanas, llegan a la misma conclusión: “el proceso de gestión de resultados por parte del CNE no cumplió con las medidas básicas de transparencia e integridad que son esenciales para la realización de elecciones creíbles”.

La respuesta de Cabello fue “no nos importa lo que diga esta señora del Centro Carter”…

Probablemente piensa lo mismo de las demandas de Brasil y otros países latinoamericanos de que la dictadura presente las actas originales.

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