Peligroso optimismo

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El mundo no se va a terminar, en eso estamos todos de acuerdo. Pero las palabras de Gabriel Oddone, futuro ministro de economía si triunfa el Frente Amplio, muestran algunos aspectos inte- resantes sobre cómo se vienen paran- do los principales actores con respec- to al plebiscito promovido por el Pit-Cnt y apoyado por parte del Frente Amplio.

El recurso de “no es el fin del mundo” es muy hábil pero no ayuda demasiado. Sin dudas que en caso de que la iniciativa cuente con el respaldo popular suficiente para ser aprobada la vida sigue, deberemos aceptarlo y ver cómo manejamos esa nueva realidad de la mejor manera posible. Pero la reforma indudablemente representa un antes y un después respecto al modelo económico y de protección social del Uruguay.

En el fondo, las declaraciones del eventual ministro de economía del Frente Amplio parecen transmitir la idea de que está convencido que la iniciativa del Pit-Cnt no va a prosperar. Solo de esa forma alguien que entiende muy bien el caos que la aprobación de esta propuesta conllevaría -como expresó con acierto en el día de ayer el expresidente Mujica-, puede hacer un juego retórico para desdramatizar sus consecuencias.

Lo que está pasando estos días en el mercado es irrelevante, son pequeños movimientos ante la aparición de un riesgo que parecía cero en Uruguay. Es razonable en un contexto de incertidumbre que algunos agentes económicos realicen movimientos para precaverse, aunque consideren que la probabilidad de ocurrencia del acontecimiento sea escasa. Lo único sustancial es lo que pasará la mañana del 28 de octubre si esto se aprueba. Si finalmente la propuesta no triunfa los mercados rápidamente corregirán su nerviosismo, el movimiento del dólar tenderá a revertirse y algunos pocos habrán ganado o perdido algo en esa especulación.

El problema nunca es quien denuncia un peligro inminente por la alarma que causa, salvo que se esté convencido que el riesgo realmente no existe. Comparto con el colega Gabriel Oddone que la aprobación de la reforma no es el escenario más probable, pero es perfectamente posible y el costo es absolutamente inasumible sin graves consecuencias en la actividad, en el empleo y en el poder adquisitivo de las familias.

Debemos tener claro que aunque lo más probable de acuerdo a las encuestas es que la iniciativa naufrague, en caso de resultar exitosa tendrá efectos terribles. Y, por lo tanto, debemos tomar el tema con la seriedad que amerita para el futuro del país. En términos reputacionales, de estabilidad de reglas de juego, de protección del derecho de propiedad y un largo etcétera, la reforma puede tener un impacto formidable de largo plazo que será difícil revertir posteriormente.

No es necesario recurrir a la imaginación, alcanza con ver lo que sucedió en Argentina con la implementación de una política muy similar a la propuesta en nuestro país, para ver a lo que nos enfrentamos. El plebiscito es un intento desembozado de los sectores más radicales por imponer una agenda de políticas públicas que fue rechazada consistentemente, con buenos fundamentos, por todos los gobiernos de las últimas décadas. Apostar a que esto no saldrá puede salir bien, de hecho, es lo más probable pero el riesgo es demasiado alto para no adoptar una postura firme que no minimice las potenciales consecuencias que traería.

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