Hay que salvar la vida del niño en su azaroso comienzo. ¿Cuántos perecen en las entrañas de la madre que no osó afrontar a sus acusadores y busca en la muerte para ella y para el hijo ilegítimo un refugio seguro?”
Recordé estas afirmaciones contundentes a favor de la vida y, me animo a agregar, en contra del aborto el pasado 25 de marzo. Ese sábado se celebró el “Día del Niño por Nacer”.
Con seguridad el lector se sorprenderá al saber quién hizo esas afirmaciones.
Fue José Batlle y Ordoñez.
Están en la primera edición del libro “Ideología de Batlle”, de Grompone.
En realidad la sorpresa puede venir por el lado de los que hoy se dicen batllistas pero olvidan que don Pepe fue un gran defensor de la vida. Por ello, tras esas afirmaciones el dos veces Presidente por el Partido Colorado planteaba la necesidad de darle a esa madre y al niño todas las posibilidades de vivir. Su orientación era, y la suscribo, salvar las dos vidas como se dice hoy.
Siguiendo ese camino fue que, por suerte, ningún legislador del Partido Colorado votó la ley de aborto en su momento.
Es que “es menester atacar las verdaderas causas del aborto en nuestro país y que surgen de nuestra realidad socio-económica. Existe un gran número de mujeres, particularmente de los sectores más carenciados, que soportan la carga del hogar solas. Para ello, hay que rodear a la mujer desamparada de la indispensable protección solidaria en lugar de facilitarle el aborto. Es más adecuado buscar una solución en la solidaridad que permita promocionar a la mujer y su criatura, salvar a los dos”.
De nuevo el lector se puede asombrar al saber quién escribió este párrafo. Fue el dos veces presidente de la República, electo por el Frente Amplio, Dr. Tabaré Vázquez.
La posición tanto de Batlle como de Vázquez parte de la defensa de la vida, bien supremo que debe tutelarse siempre.
Lo que lleva a analizar el momento desde el que la hay.
Desde el punto de vista científico no hay dudas que desde la concepción hay vida.
“Descubrimientos revolucionarios, como la fecundación in vitro y el ADN con la secuenciación del genoma humano, dejan en evidencia que desde el momento de la concepción hay allí una vida humana nueva, un nuevo ser.”
Si hay vida hay que protegerla y no aceptar que se termine con ella.
Esta evidencia científica se opone al slogan que hoy se repite como un grito de guerra “mi cuerpo, mi derecho” como si el concebido no fuera una vida, no existiera un nuevo ser sino tan sólo fuese parte de otro cuerpo.
De nuevo, ¿de quién son esas palabras? Del Dr. Vázquez en el fundamento de su veto a la ley de aborto.
En la sociedad actual, consumista, donde se pone el enfásis en el gozo personal, en el interés en uno mismo, y poco en la solidaridad y en el respeto del derecho del otro, el aborto, la eutanasia y otras cosas similares se presentan como un avance de la civilización.
La nueva agenda de derechos le llaman algunos.
Hasta se lo presenta como batllista y progresista. En realidad es un avance del egoísmo y el interés personal sobre la vida de los más débiles. En el caso del aborto, del niño concebido. En el de la eutanasia del anciano o del enfermo terminal.
En ambos casos el argumento que se esgrime es el de la libertad personal cuando no es un tema de libertad.
El niño por nacer, el concebido, no tiene la libertad de elegir en el caso del aborto. Si la tuviera elegiría vivir. Todos estamos de acuerdo que no es aceptable que una madre mate a un niño de una semana. No tiene la libertad de hacerlo. Pero le dan el derecho de hacerlo frente al concebido.
La eutanasia tampoco es un tema de libertad de quién desea poner punto final a su vida. La ley no regula la conducta del que desea poner punto final a su vida. Esa acción no está punida. No existe el delito de suicidio. Lo que la ley regula es la conducta de los terceros a los que esa persona pide que le quite la vida.
Si fuera una cuestión de libertad de la persona, no se entiende porqué se limita la eutanasia a los casos de enfermos terminales.
¿O es que se es libre solo cuando la persona tiene una enfermedad terminal y no lo es cuando no la tiene?
Libres somos todos. Con la limitación de los derechos de los demás que también lo son.
La orientación debe ser la de Batlle y Ordoñez y la de Tabaré Vázquez: a favor de la vida no en su contra.
En el caso del aborto con políticas que permitan a la madre evitar esa decisión. Acortar los plazos de adopción, facilitarla, cómo se está haciendo ahora. Ayudar a la mujer a encarar esa nueva vida.
En el caso de la eutanasia, asegurar los cuidados paliativos en el cien por ciento de los casos y de la población. Es decir evitar el sufrimiento. Se puede y es el camino. El argumento de que no se cubren todos los casos por temas presupuestales no debe aceptarse.
El atajo de terminar con la vida nunca debe ser la solución. Es la claudicación, el fracaso de no poder defender el valor supremo de una sociedad.
Como bien decía Batlle lo importante es la solidaridad, la protección del débil, sobre todo, de la vida.