¿Qué define una elección?

Compartir esta noticia

Cerca del 90% de las personas que votarán el domingo 27 de octubre y el domingo 24 de noviembre ya tienen decidido lo que harán. Más allá de dudas sobre a qué candidato o sector votarán tienen clarísima la respuesta a la principal pregunta que deberán contestar: ¿prefieren la continuidad de la coalición o la vuelta del Frente Amplio? Claro que podrán hacerlo con más o menos entusiasmo, según quienes sean los candidatos. Pero como el voto de los fanáticos y los del voto descarte vale lo mismo, la gran pregunta no es sobre ellos sino sobre qué hará esa minoría que está indecisa.

Y hablo de los realmente indecisos. No de mi compañero del liceo que dice que no sabe qué va a votar pero todos sus amigos tenemos clarísimo que terminará votando al candidato del Frente Amplio. Ni de esos liberales enojadísimos con el gobierno por haber sido “blando”, pero que todos sabemos que no dudarán un minuto cuando tengan que elegir entre cualquier candidato de la coalición y del Frente Amplio.

El verdadero indeciso es una persona poco politizada, que vibra por otras cosas de la vida y no por la política. Es mayormente poco educado y de clase media. Personas que hasta ahora evitaron todo lo posible las discusiones políticas, que escucharon que hay elecciones pero no tiene idea cuándo y no sabe el nombre de más de 2 o 3 políticos. En esos verdaderos indecisos que son cerca del 10% de los votantes se define la cosa.

Según indican las encuestas de opinión pública esas personas parecerían tener un buen concepto de este gobierno, pero poco compromiso partidario. Cuando se las interroga dicen que aprueban al gobierno pero no manifiestan que votarán a la coalición en la elección. No hay que ser un genio para darse cuenta que acá está la clave de la elección. La única pregunta relevante es si la coalición tendrá la capacidad de conseguir el voto de casi todos los que tienen una opinión favorable de este gobierno.

Todo lo que pasa en twitter, las operaciones de prensa, las discusiones sobre la interpretación de los datos socioeconómicos les pasan por el costado. Estas personas realmente indecisas no están prestando atención a nada de esto y probablemente recién comenzarán a evaluar seriamente su voto dentro de algunos meses.

No importa casi nada lo que los convencidos opinen. Ni que hablar que la coalición no debería gastar un gramo de energía política en hablarle a ese 30% del Uruguay que cree que este gobierno es un desastre. Pero tampoco parece muy eficaz concentrarse en el otro lado. Lo único importante es hablarle a esa gente que no sabe ni le interesa quién es Astesiano, que no lee La Diaria ni comenta en El País, que le importa infinitamente más quién es el sustituto de Recoba a cómo se conforma la fórmula del Partido Nacional. Esa gente desideologizada que probablemente quiere más mano dura en seguridad y aumento de jubilaciones, esa gente definirá la elección.

En este país votar es obligatorio, por lo que el entusiasmo que genera un candidato entre los suyos mueve muy poco la concurrencia a las urnas. Vamos rumbo a una elección muy pareja que se definirá por pocos votos. Mirando las encuestas de aprobación del gobierno y de intención de voto, la coalición tiene una sola misión de la que no se debería distraer ni por un minuto: convencer a todos quienes aprueban al gobierno. El resto es música.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

premium

Te puede interesar