En una minientrevista que le hizo el periodista Leo Sarro, el diputado Felipe Schipani dijo que espera mucho más de Yamandú Orsi. Que “si aspira a ser candidato a la presidencia”, el Intendente de Canelones “puede y debe rendir más”. Es que Orsi había dicho que el presidente Lacalle Pou no podía opinar sobre Educación Pública habiendo estudiado en la privada.
Que debe rendir más es indiscutible. Ahora, ¿puede? Qué lo hace creer a Schipani que Yamandú Orsi sea capaz de rendir más, desde el entendido que eso significa “elevar sus argumentos”, como dijo el diputado, o llevar adelante una oposición no tan berreta como la que viene ejerciendo.
Schipani no debería olvidar que Orsi es ese político frenteamplista que, durante la campaña previa a la votación de la Ley de Urgente Consideración, se presentó en televisión para hablar de la ley ¡sin haberla leído! Tal afirmación no sale de este columnista, sino que el propio candidato lo confesó ante las cámaras en el momento en que debió fundamentar, en vivo, los argumentos que esgrimía. “Ah no, no lo leí”, dijo, refiriéndose al documento de la ley. “Lo leí pero no lo analicé”, aclaró después, para asombro de todos. Aun así, sin haberlo analizado, se tuvo fe para lanzar un juicio de valor: “bastante flojo y bastante vago” decretó, usando dos adjetivos que le calzan como guante a cualquiera que no se toma el trabajo de leer y analizar un documento sobre el cual va a hablar en televisión.
Le recuerdo a Schipani, también, que Yamandú Orsi es ese dirigente frenteamplista que, sin el mínimo atisbo de ironía, definió al presidente argentino Alberto Fernández como “un clase A de la política. Clase A de verdad”. Sí, leyó bien: Alberto Fernández. El del dólar blue a 500 pesos. El de la inflación descontrolada. El que dijo que los brasileños salieron de la selva. Bastaría con que el lector eche un vistazo al otro lado del charco para concluir que los elogios de Orsi a Fernández no son otra cosa que una absoluta falta de compromiso con la verdad y la honestidad.
El Orsi al que refiere Schipani es el mismo que, en un comité de base en Maldonado, dedicó a los presentes una lograda imitación de José Mujica. Tan buena que debe haber generado la envidia de Marcel Keoroglian y de otros artistas profesionales que supieron reproducir a la perfección esa forma de expresarse tan característica del expresidente tupamaro. Al ciudadano común que lo vio a través de las redes, más que envidia, le produjo una suerte de grima de esas que ponen la piel de gallina, sobre todo si al verlo le ocurrió como a quien escribe, que no pudo evitar imaginar al jefe de la comuna canaria frente al espejo de su cuarto, ensayando las muletillas y los gestos del popular Pepe. ¿Ta?
Al mismo tiempo, resulta bizarro que un hombre del interior, como lo es Orsi, imite a uno de la capital que habla como si fuera del interior. Es decir: la imitación de una imitación. La farsa de la farsa. Pero así parece ser la política y así las mil y una máscaras que se calzan aquellos que buscan el votito a cualquier precio.
Si no vio la performance de Yamandú haciendo al Pepe, no se la pierda. Está en internet y es desopilante.
Por lo dicho, y por algunas otras cosas que el espacio de esta columna no permite detallar, es que resulta tan llamativa la aspiración del diputado Schipani. ¿Qué espera usted de Orsi, don Felipe?