Relato mató gestión

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Por qué la Coalición y, particularmente, el Partido Nacional, perdió las elecciones en términos de Comunicación? Porque solo con mostrar gestión no alcanza para ganar; la política necesita transmitir emoción, sentimientos, épica. En definitiva, tocar fibras.

La gestión es tangible: un puente, una ruta, una escuela, un dato de inflación o de rapiñas. Números, estadísticas, porcentajes: como quieran llamarlo, pero únicamente datos. ¿Sirven? ¡Claro! Pero necesitan de un intangible para dar batalla en las urnas.

Un punto similar exponía el diputado electo por el Partido Independiente, Gerardo Sotelo, cuando, en una nota publicada en su cuenta dela red social X: “Los relatos falsos o manipuladores se combaten con otros relatos, que reúnan la veracidad con emociones genuinas, en una narrativa coherente, transparente y honesta, que muestre empatía y proporcione contexto y perspectiva”.

La izquierda es muy buena para construir relatos con finales felices. Impracticables, desde mi punto de vista. ¡Pero ¿qué importa?! ¿O acaso los cuentos de hadas, duendes y príncipes son reales? ¿Quién no se ilusionó, alguna vez, con esas fábulas? Eso mismo transmite la izquierda: ilusión. De corto plazo, pero ilusión al fin. Y eso es lo que no construyó la Coalición.

A tal punto, Álvaro Delgado se concentró en la gestión que repitió más de una vez: “Si mañana llegara a ocurrir otra crisis en Uruguay, con los ojos cerrados, ¿quién le gustaría que esté al mando?”. Un mensaje anclado sobre un supuesto hecho (que nadie espera que suceda) y que apunta principalmente a cómo el gobierno surfeó -de buena manera, para mí- la pandemia, pero que ¡ocurrió hace cuatro años!

La oportunidad para el Partido Nacional era complementar la gestión con un relato propio; un intangible real, no de fábula, que reforzara o ensalzara con la administración de Lacalle Pou. Y las herramientas las tenía.

Estoy convencido de que Lacalle Pou hubiera ganado esta elección, si se hubiera podido presentar. Porque ¿qué tiene Lacalle Pou que no tuvo, para mí, Delgado, pese a que ambos comparten gestión? Épica discursiva. Si uno repasa los discursos del presidente actual, sea en el corte de cintas del puente de La Charqueada, en la inauguración del Hospital del Cerro o de un centro de atención a las adicciones en Florida, o en una reunión de líderes mundiales, (más allá de estar de acuerdo o no) se podría encontrar un denominador común, que es un discurso con tono moderado pero con retórica motivadora.

El leit motiv de la oratoria del presidente Lacalle Pou fue la libertad. De hecho, casi que patentó en Uruguay el concepto de libertad responsable, término al que, incluso, apeló en la 76.° Asamblea General de la ONU, en Nueva York, cuando exhortó a los países miembros a practicar la “libertad responsable internacional”.

Aunque sé que lo dije en marzo pasado y que hoy puede sonar a hablar con el diario del lunes, ese, creo, pudo haber sido el eje del eslogan electoral. ¿Quién no quiere vivir en libertad? Pero el comando electoral del oficialismo se inclinó por #ReelegíUnBuenGobierno: gestión, gestión y gestión, con algo, además, de altanería, porque si es un buen o mal gobierno, lo debería decir o decidir el ciudadano.

Por lo tanto, faltó relato de un lado y sobró del otro. ¿Conclusión? La del título: relato mató gestión… Hasta el 2029.

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