Renovar la continuidad

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En cuanto a lo programático, la coalición tiene un desafío. Representar la continuidad de un gobierno con elevados niveles de popularidad, pero sin que eso implique renunciar a la renovación de la agenda de políticas públicas.

Saliendo del juego político más binario no parece nada extravagante. Es lógico que considerar que este fue un buen gobierno no quiere decir que en los próximos cinco años haya que seguir haciendo exactamente lo mismo, los desafíos se renuevan por dos razones básicas: el mundo es otro y la propia agenda de este primer gobierno de coalición pone una base distinta al segundo. ¿De qué se trataría esto de renovar la agenda en un marco de continuidad?

En el frente económico parece claro. El haber mejorado mucho lo fiscal, y haber despejado el riesgo de perder el grado inversor, debe ser un aliciente para aspirar a más. Seguir bajando los intereses que nuestro país, nuestras familias y empresas pagan.

Que la inflación pasara de 9% a 5% en cuatro años, muestra que no era imposible tener una inflación más baja y estable; por lo tanto no hay ninguna razón para no ser más ambiciosos y tener una inflación de 2,5% o 3%. Sobre empleo y salario también hay logros sustantivos, se recorrió con aplomo la evidente tensión de estos frentes siendo que hoy tenemos 70.000 trabajadores más con más salario. Pero también aquí hay una agenda por delante, el próximo gobierno deberá incluir definitivamente los factores de productividad en la negociación salarial además de modernizar aspectos de la regulación que ya no responden a la realidad del trabajo de 2024.

En infraestructura es evidente que el gobierno encaró un déficit enorme que tenía el país, el parque automotor había explotado y la red vial no se había modificado. Este primer gobierno de coalición se centró en reparar, construir pasos a nivel, doble vías y puentes que estuvieron pendientes por décadas.

El segundo gobierno de coalición debe pasar de resolver el déficit de infraestructura, a construir la que el país necesitará para seguir creciendo los próximos 20 años.

Si miramos la agenda educativa, también aplica. El primer gobierno de coalición comenzó la transformación. Se cambió la gobernanza superando bloqueos corporativos, se crearon los Centros María Espínola, se encaminó el reconocimiento universitario a la formación docente y se convirtió a Ceibal en la agencia de innovación educativa. El próximo gobierno deberá fortalecer, expandir y modernizar el sistema educativo uruguayo, deberá dar un salto en los niveles de finali-zación. Los cambios realizados en este gobierno en cuanto a gobernanza, permitirán al próximo avanzar con mayor decisión en las transformaciones.

En cada área de trabajo la coalición deberá encontrar cómo renovar la agenda a partir de lo logrado. Hoy tenemos un país que salió del estancamiento, recuperó su clima de negocios, estabilizó su deuda pública, recuperó empleo y salario y realizó dos grandes reformas pendientes. Claro que son logros superlativos. Pero más importante es que lo logrado permita tener una mirada más ambiciosa de lo que Uruguay puede ser y tiene que hacer: dar un salto al desarrollo.

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