Domingo Tortorelli residía en una casona del Cordón, entre Requena y Paullier. Desde lo alto de un balcón -hacia 1950- solía dar discursos a sus divertidos y reunidos “seguidores”. Entre otras “soluciones” proponía canillas gratuitas de leche en las esquinas, jornadas laborales de 15 minutos y hacer una carretera en bajada desde Rivera a Montevideo. Lo decía convencido.
Burlándose intencionalmente de las ilusiones del pueblo, el partido comunista propone de tono parecido para enganche electoral, no por el bien común, un plebiscito contra la ley de reforma de la seguridad social vigente. Lo hace por medio de su controlado Pit-Cnt. Propone destruir al régimen vigente y sugiere la aprobación por el electorado de medidas a incluir en la Constitución de la República. Ningún profesional del Derecho puede aceptar esta posibilidad. Si fuese racional aumentando junto a las jubilaciones a todos los sueldos públicos y privados por medio de la Constitución, se construiría el paraíso terrenal. ¿Por qué nadie promovió antes tan estúpida solución?
Los economistas del país también rechazan al disparate. Una consecuencia -si sale- es que se aumentarían cientos de miles de jubilaciones hasta alcanzar el monto del salario mínimo nacional. Al incluir a todas las pasividades de quienes tienen más de una pasividad, exigirá al Estado una carga nueva ¡de 1.000 millones de dólares! A pagar con impuestos. Las cajas Bancaria, Profesional y Notarial -por su parte- harán explosión.
El plebiscito propone la confiscación -el robo- de los fondos de pensión a sus dueños activos y pasivos de más de 22.000 millones de dólares, hoy administrados por las Afaps, y que pasarían a ser administrados por no se sabe quién. En Argentina el kirchnerismo adoptó esta medida y los fondos “se evaporaron”. En Chile el Frente Amplio -izquierda gobernante- promueve ahora un sistema jubilatorio mixto similar al nuestro, en el que las administradoras… ¡son todas privadas!
Dados los índices de nacimientos en Uruguay hay cada vez menos personas en actividad aportante para mantener a la población pasiva. Cuando se adoptó en el pasado la edad de 60 años para el retiro, la expectativa de vida era de 10 años más. Actualmente es de 21 años más. O sea, que el costo de las pasividades se extiende a un período mucho mayor.
El Banco de Previsión Social, principal organismo de prestaciones, tiene como ingreso los aportes de empleadores y empleados. Son insuficientes y cada día se deben volcar más recursos de los impuestos nacionales -IVA, IRPF, Patrimonio, IRAE, etc.- que cubren cometidos tales como policía, educación, fuerzas armadas, justicia, salud pública, etc., para tapar “el agujero” del sistema de pasividades (en 2023 la asistencia se aproximó a los 500 millones de dólares). El plebiscito comunista si sale exigirá también a causa de esto aumentar impuestos.
Hay otros daños. Destruir la paz social para los comunistas es un logro. De aquí a los comicios del 27 de octubre urge una divulgación concertada de este tema por todos los sectores responsables y democráticos de la vida nacional. Un trabajo de la Cámara Nacional de Comercio comprensible y técnicamente impecable sirve como base para ello.
Recordemos a Artigas: “La causa de los pueblos no admite la menor demora”.