Se viene La Caballada

Reabrió el Frigorífico "La Caballada". Este gigante del norte recupera su vigor después de varios años de injusta inactividad para sumarse a colaborar con la tan ansiada salida de esta crisis que ha pretendido doblegar sin éxito la hidalguía y la entereza del pueblo oriental. El despertar de una de las mayores plantas frigoríficas del país, conjugada por el tesón y dedicación de sus trabajadores en los años de silencio junto con la visión y orgullo emprendedor de sus actuales responsables, pone de manifiesto una vez más las intactas oportunidades que sigue teniendo el Uruguay cuando se aplica el más lógico sentido común.

Ahora Salto y la región mesopotámica cuentan con una nueva industria, actualizada con tecnología de última generación, que genera la esperanza de crear miles de puestos de trabajo genuinos para sus pobladores y de esta manera provocar el tan esperado respaldo a la pecuaria del norte, que por casi ocho años ha visto esfumarse el esfuerzo por la valorización de sus haciendas por el solo hecho de su ubicación geográfica.

Igualmente se fortalece el Departamento, acostumbrado a valerse por sí mismo, sin dependencia o subordinación alguna, y que en forma casi solitaria ha hecho realidad el sueño de la complementación productiva, de la menor tasa de desempleo nacional y de los mejores indicadores de distribución del ingreso, gracias a ofrecer simultáneamente un polo de desarrollo turístico de primera magnitud, junto con el corazón de la producción citrícola, acompañado de la expansión en materia de pequeños emprendimientos hortifrutícolas y la mayor cuenca lanera nacional y en lo que el último eslabón de la cadena madre de nuestra agropecuaria, el sector cárnico, no podía estar ausente.

Felicitemos asimismo a todo el sistema político, que en esta instancia dejó de lado todos los compartimientos estancos que genera el partidismo electoral para juntos sacar adelante este emprendimiento. Desde las más altas esferas del gobierno, pasando por las autoridades municipales, o los representantes locales de todos los partidos tanto en el Parlamento como en la Junta Departamental hicieron gala de su capacidad de entendimiento y en forma unánime, sin mediar cintillo político alguno, empujaron hasta verle la luz a esta reapertura.

También al sector agropecuario, y a la industria frigorífica que obstinadamente se propusieron salir del infierno en el que estaban sumidos y con la conocida seriedad y calidad en su producción le permitieron al Uruguay encontrar el final del túnel y transformarse sin ninguna discusión en la palanca de reactivación que estábamos necesitando.

Tomemos el ejemplo de esta realidad, difundamos una y mil veces esta experiencia y otras tantas a que Dios mediante seguirán surgiendo en este año 2004 plagado de buenas noticias. Es el advenimiento del nuevo Uruguay, de la recuperación del orgullo nacional, del tiempo de mirar hacia el mundo valorando nuestro esfuerzo, de sustituir los papeles por exportaciones, del país más ancho que aprovecha las ventajas de la descentralización, y en forma mancomunada recibe la llegada de la confianza que permite devolverle a nuestra tierra la prosperidad y justicia tan olvidada últimamente.

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