Sensacionaron térmicamente

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La Real Academia Española fue fundada en 1713 por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga, Marqués de Villena. Tiene su sede en Madrid.

Su misión es velar por que los cambios que experimente la lengua española en su constante adaptación a las necesidades de quienes la hablamos no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico.

Todos los años presenta la actualización de su Diccionario. En ella se incluyen nuevos términos.

Para ser incorporados deben tener un uso generalizado, prolongado, documentado y considerado aceptable desde el punto de vista gramatical.

En la edición de 2023 se incorporaron términos como “machirulo”, “perreo” y “videoarbitraje”.

Dado el uso generalizado que se le dio al verbo sensacionar térmicamente en nuestro país se lo podría haber incorporado al Diccionario.

Cuando aumentaron los hurtos, rapiñas y homicidios se nos decía que no había más inseguridad sino una sensación térmica.

Se acusó a noticieros y prensa de dedicarle demasiada atención al problema que, según el Frente Amplio, no crecía. Era solo una sensación térmica.

El gobierno del FA seguía una política de seguridad ciudadana equivocada y así se justificaba.

En el año 2012 junto al expresidente y senador Luis Alberto Lacalle Herrera debatimos con la senadora Mónica Xavier y el ministro Eduardo Bonomi.

El ministro reconoció que “en el primer gobierno del FA la seguridad no había sido prioridad”.

No solo no había sido una prioridad. Fue objeto de decisiones desastrosas que mucho tienen que ver con lo que hoy estamos viviendo. Por ejemplo, la liberación de presos.

La solución a la falta de plazas en cárceles no fue construir más sino liberar a los que habían cometido delitos.

Sin plan de contingencia.

El resultado de tal mensaje de aliento a la delincuencia fue un aumento de la inseguridad.

Eso no fue todo.

Lo complementaron con el envío de reclusos de Montevideo y Canelones a las cárceles del interior. De esa forma expandieron el conocimiento delictual y la violencia a todo el país.

Al poco tiempo comenzaron a ocurrir rapiñas, homicidios y hechos de violencias no habituales en las otrora tranquilas ciudades de nuestro interior.

En una política de coherencia en los equívocos no cesaron de errar.

Negaban la inseguridad con la explicación térmica. Luego comenzaron a culpar a las víctimas de los delitos. Dejó la ventana abierta, no debía estar en ese lugar en ese momento, no debieron los padres dejarla ir al baile, eran algunas de las explicaciones frente a los ilícitos.

Ante el evidente avance del narcotráfico la respuesta fue negarlo. Nuestro país no es destino de droga, a lo sumo algún capo de las drogas intenta ocultarse acá, nos explicaban con aire profesoral. Al mismo tiempo se escapaban los Morabitos y se brindaban servicios de traslados especiales a algunos capos.

Cuando empezaron a aparecer cargamentos de droga repetían que éramos solo un lugar de tránsito.

Seguían negando el problema.

En el medio pontificaban con que el aumento de penas no era solución, que la policía no debía entrar a los estadios, le daban entradas a los barrabravas, las rapiñas se multiplicaban por tres y los homicidios se duplicaban.

Los interpelamos desde el Senado varias veces. Con soberbia respondían que estaban haciendo lo correcto y no había que cambiar. Hasta que llegamos a la situación actual. Coherentes con sus errores hoy sostienen que no hay que aprobar la reforma constitucional que propone habilitar, con orden del juez y solo con orden de este, los allanamientos nocturnos.

No hay que hacerlo porque es peligroso enviar a la policía de noche a los lugares donde se están cometiendo delitos.

Es decir, para el FA hay zonas en que la policía no debe ingresar.

Tal claudicación y abdicación a que el Estado ejerza una de sus funciones esenciales, la efectiva aplicación de la ley, es no solo grave e inaceptable.

Es una muestra más del pensamiento equivocado que llevó al país a la situación en que nos encontramos después de esos quince años de gobierno del FA.

Estos cinco años de la Coalición Republicana tuvieron el enorme mérito de lograr que el delito no siga creciendo como lo había hecho entre el 2005 y el 2019. El empuje y respaldo a la actuación policial, las inversiones y el trabajo serio lograron que el delito dejara de crecer y empezara, lentamente, a decrecer.

No alcanza, pero no se puede pretender llegar en cinco años a los niveles de paz y tranquilidad que había en el país antes de los quince años de equívocos del FA.

Un amigo, luego de una interpelación, me comentó que había sido rapiñado. Luego de escuchar las explicaciones que dio el ministro del FA me dijo: parece que me sensacionaron térmicamente.

Ha sido mérito de este gobierno dejar atrás el uso de la explicación de la sensación térmica para justificar la inseguridad que vivimos.

Si seguía el FA íbamos a terminar incorporando esos términos al diccionario de la RAE. Es que su uso era generalizado y continuo.

Que no vuelvan.

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