¿Será?

La meta del acuerdo UE-Mercosur está a la vista (...) Tenemos la oportunidad de crear un mercado de 700 millones de personas. La asociación comercial e inversión más grande del mundo. Ambas regiones se beneficiarán.” Con este tuit optimista la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen anunció ayer su llegada a Uruguay.

Cuando muchos empezábamos a perder cualquier esperanza, la jefa de la UE ataca una vez más en el intento por dar el empujón final a este acuerdo que negociamos desde hace más de 25 años. Un nuevo intento para que la racionalidad del bien común se sobreponga a los lobbies proteccionistas.

Mañana se anunciaría nuevamente el cierre de las negociaciones, luego de lo cuál quedaría pendiente la ratificación política. Esta etapa restante parecería bastante más encaminada en el Mercosur que en Europa. Más allá de alguna amenaza de Argentina sobre atar el apoyo al acuerdo a la flexibilización del bloque, los miembros plenos de nuestro bloque darán su bendición para cerrarlo.

En Europa la cosa es bastante más compleja y no del todo predecible. Paradójicamente, el principal motivo de mi optimismo es el escándalo mediático que está haciendo Francia y su presidente Emmanuel Macron. Si Francia realmente tuviera capacidad de bloqueo no necesitaría estar permanentemente apedreando el acuerdo a través de los medios con declaraciones grandilocuentes. Ayer mismo el jefe de Estado francés llamó a von der Leyen para recordarle que el acuerdo es “inaceptable” para Francia en los actuales términos.

Es justamente una Francia débil, y con una opinión contraria a la de Alemania y España, en referencia a este tema, la que pone en marcha esa campaña mediática negativa contra el acuerdo como su mejor alternativa para frenarlo. Esto no quiere decir que el acuerdo sea un hecho, quedan muchas dudas sobre la posición que asumirá Italia con este tema que podría ser el apoyo que le está faltando a Francia (sumado a Polonia e Irlanda) para poder vetar el acuerdo internamente. Pero sí, creo, es una muestra de debilidad francesa: si Macron realmente pudiera parar esto lo haría de forma elegante y discreta, y no hubiera puesto en marcha está campaña mediática de años en la que esgrimió las más diversas razones para no confesar lo obvio.

De alguna forma volvimos a 2019, cuando se anunció el cierre de las negociaciones en un recordado audio del canciller argentino llorando mientras contaba la novedad al entonces presidente Mauricio Macri. Luego de esa ebullición de optimismo todo fue marcha atrás y desde varios lados se tiroteó el acuerdo “por motivos” ambientales, de oportunidad, o de diseño para no confesar lo obvio: el poder del lobby de unos pocos.

Un acuerdo UE Mercosur sigue siendo una oportunidad histórica en el sentido correcto. Con todas sus restricciones y limitaciones sigue siendo un enorme paso adelante para un país como el nuestro. En estas cosas lo perfecto es enemigo de lo bueno. Nuevamente estamos en las puertas de concretar el acuerdo comercial más importante de la historia del Mercosur privilegiando el bienestar de las grandes mayorías por sobre los intereses de unos pocos y las anteojeras ideológicas de un puñadito. Ojalá los líderes estén a la altura.

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