El occidente surgido de la racionalidad griega asociada a la herencia judeocristiana tuvo como preocupación central la causalidad; en otras palabras, preguntarse ante cada situación cuál era su causa.
Actualmente, esa pregunta perdió relevancia debido a que la modernidad al relativizar el orden monocausal le restó fuerza a planteos bipolares como Adam Smith o Carlos Marx, Hayek o Keynes, Jung o Freud o liberalismo y socialismo, lo que trajo como consecuencia la desmitificación de esos antagonismos que Max Weber consideraba como "preludio indispensable de la racionalidad económica".
Precisamente, fuera de esa racionalidad tanto Trump como Putin, Xi, Merkel y Kim, al adquirir presencia global en el nuevo escenario multipolar debilitaron la gobernanza institucional del Consejo de Seguridad de la ONU y de la Organización Mundial del Comercio a nivel multilateral; Trump adelanta la guerra comercial por tuit, los bombardeos y represalias son precedidos de declaraciones y acusaciones recíprocas por medios de prensa, los viejos y nuevos imperios compiten por protagonismos, liderazgos y alianzas en todo el planeta y las tragedias humanas se reducen a discusiones entre las potencias por adjudicarse la autoría de aterradoras atrocidades.
El Sr. Putin, impulsor de un renovado nacionalismo ruso, no es el mismo que dirigía la KGB en tiempos en que la lucha de clases era la razón de sus funciones de inteligencia; hoy lidera un zarismo posmoderno disputando parcelas de poder en todo el planeta y concretando alianzas con cualquier potencia sin considerar los valores y derechos que dignifican al ser humano.
Ni Trump ni Xi actúan diferente; el primero revive un irracional nacionalismo sajón sin tomar en cuenta que su proteccionismo choca con el hecho económico de que 2/3 del comercio mundial es intrafirma; y además, se regodea vociferando un desagradable racismo; el segundo, invade el mercado global exportando bienes y servicios amparado en un dumping laboral que afecta la competitividad de viejas y nuevas economías. Libertad política y de comercio han logrado convivir en esa estrategia.
Por otra parte, el proyecto europeo de la Unión Europea enfrenta una seria crisis afectado por rupturas como el Brexit, el delirio catalán, la falta de criterios comunes en el uso de la fuerza y una frágil voluntad política en las negociaciones comerciales.
En otro contexto, la tragedia en Siria se administra fuera del Consejo de Seguridad, prueba de que ese bastión multilateral es hoy una improductiva clínica de terapia de grupo. Bashar-Al Asad, viejo aliado de Rusia, es el protegido de Putin por temor a que si es derrocado le pueda suceder lo mismo; la mayoría chiita de Irán hermanada con los alauitas sirios perderían la conexión táctica con Hizbolá para enfrentar a Israel y hasta la propia Arabia Saudita se expondría a descubrir su doble accionar respaldando a unos y otros.
En África las primaveras vividas en Egipto y Libia no estaban preparadas para ingresar en el pluralismo democrático de occidente; los emigrantes de otros continentes y diferentes religiones tratan de sobrevivir en países desarrollados; otros presidentes buscan respaldos externos como el caso del gobierno turco de Erdogan; Irak por su parte cruje por la acción de la Daesh, y la guerra contra los kurdos muestra que poco importan los derechos de las personas y de las comunidades.
No estamos tan lejos en nuestra deshilachada América Latina. La corrupción, la violencia y el narcotráfico entraron en una fase en que las barreras éticas se diluyeron y muchos dirigentes políticos se sumaron a la idea de que el fin justifica los medios El asesinato vil de periodistas ecuatorianos no se somete a un análisis objetivo que repudie la violencia como advertencia a los que aún la ejercen, y a los que renunciaron a ella para firmar el acuerdo de paz en Colombia. El régimen cubano cuna del terrorismo de Estado y del nepotismo, abastece con miles de funcionarios de inteligencia al gobierno de Venezuela, se abraza a Ortega violador de su hijastra menor en Nicaragua y traspasa la autoridad a un nuevo Primer Ministro sin que Raúl Castro renuncie a las posiciones donde realmente está el poder: el Partido Comunista y las Fuerzas Armadas.
En Brasil Lula y otros compañeros del PT están procesados y presos, dirigentes de otros partidos han corrido igual suerte y la Justicia prosigue, aunque los partidarios del expresidente sostienen que están frente a un golpe de estado de la derecha. Más cerca, muchos integrantes del gobierno de la Sra. Cristina "acumulan por sublema" presos en la cárcel de Ezeiza mientras las mafias sindicales no toleran perder sus privilegios. Colombia, Paraguay y México celebran elecciones, Chile tiene nuevo presidente, Perú castigó al suyo y a varios más por conductas censurables. La corrupción contaminó casi toda la América Central.
La causalidad simple también se enfrenta a nuestro sistema político por el juego de circunstancias políticas que nos asimila a otros países. Sin embargo, partidos, sectores, sindicatos y candidatos del oficialismo y la oposición hacen de expertos francotiradores, mientras los corruptos se clasifican por sus ideas y los violentos que fueron amnistiados predi-can por el mundo "paz y amor" cuando fueron ellos los que nos envenenaron la sociedad de odio.
Lamentablemente, no existen ámbitos que permitan conversar, cambiar ideas y trabajar sobre los temas que la multicausalidad nos presenta cada día. La sabia naturaleza nos enseña que la hiedra crece ante los obs- táculos y que una sociedad como la nuestra debería crecer como ella. Pero se nos ha-ce cada vez más difícil reconocer que no es la abundancia la que nos reconcilia con el ser humano; que es la esperanza y la solidaridad; y que estas nada tienen en común con el populismo.
Como respuesta, hemos transformado el milagro en un problema. La causalidad simple que antes oponía el odio contra el amor o viceversa, hoy muestra a la indiferencia como lo opuesto y la mejor forma de esconderse ante una realidad que nos desafía. Superarlo depende de nosotros. Y como dicen tantos jóvenes ajenos a tantas complejidades, cabe desearnos "suerte en pila".