Pasado el debate, los hechos mandan.

Por un lado está Álvaro Delgado y un gobierno nacional con la mayor renta per capita latinoamericana, mejor índice regional de desarrollo humano según la ONU, un riesgo país que sigue en ranking al de los Estados Unidos en América, con mejora en el empleo, el poder adquisitivo del salario, y -abreviando- con la menor inflación, y mayor estabilidad económica y social regional. Que viene a solicitar el voto al pueblo para consolidar un futuro sólidamente cimentado. Tras superar la pandemia de Covid, la fuga de centenas de millones de dólares de compatriotas comprando en la Argentina devaluada, la peor sequía que se recuerde y una oposición política interna cruel. Por el otro lado hablaron las promesas fáciles. Aumentar salarios y jubilaciones, multiplicación de empleos públicos, y otras generosas ofrendas, que implicarían inexorablemente un incremento fenomenal de gastos del Estado, lo que con rostro pétreo e hipocresía, dice Orsi, se encarará ¡sin subir impuestos!

Al “debate” se llegó aceptando condicionamientos del Frente Amplio infinitos, que le quitaron el carácter de tal. Protegiendo al débil candidato. El Orsi real, estuvo pocos días antes sin papeles en el programa radial “Malos pensamientos” conducido por el licenciado Orlando Petinatti, en emisora Azul. Donde el conductor dentro del estilo sagaz que le caracteriza, desnudó sus carencias en una entrevista espontánea. El episodio puede consultarse en You Tube y algunas redes. Abundaron los “¡ah!”, “tengo que pensarlo”, “la verdad no sabía”…

Que Orsi de economía sabe poco y nada, está claro. Para tapar el agujero sus mentores trajeron a un economista socialista que se hizo rico asesorando a grandes empresas capitalistas. Sería notable que dijera “aquí traigo mi fortuna para que se reparta entre los niños pobres”. Sin embargo -el gurú “progresista”- ha anunciado que repartirá plata. Pero… la ajena.

La más grave es que quiere Uruguay se someta a los lineamientos de los países ricos que mandan desde el G7 y la OCDE. Salvo Estados Unidos dueño del dólar, moneda del 60% de las transacciones internacionales, varios estados europeos en bancarrota, amenazan con sanciones a sus empresas con inversiones en países que tienen exoneraciones tributarias. Así, Oddone prevé necesario el cierre de las zonas francas uruguayas que son casi un 3% del PBI, ocupan a 20.000 personas directamente y a varios miles más indirectamente. En la barrida revistan los free shops que animan nuestras fronteras. No vacila en prever más impuestos, defendiendo la permanencia del confiscatorio IASS, a lo que -en los desordenados papeles frentista- se suma aumentar el impuesto a la renta personal y empresarial, el patrimonio y el impuesto de herencias. También menciona derogar el sistema de beneficios tributarios que regula la Comap, que ha incentivando multitud de proyecto de empresas nacionales. La fiesta exige retornar a una severa inclusión financiera -derogada por la LUC- para controlar desde los bancos a los ciudadanos. Es partidario -Oddone- de repartir plata a los pobres sin exigencia alguna. Quiere caja.

En definitiva, un Orsi y su gurú, con la mayoría parlamentaria actual es una bomba demagógica asegurada. Delgado implica paz futura arraigada en el actual gobierno de coalición.