El caso de aquel afligido señor que inclinado sobre el ataúd de quien en vida fuera un supermultimillonario, clamaba sin consuelo, “no somos nada, no somos nada”. Un solidario, que nunca faltan, se acerca para reconfortarlo: “hay que resignarse amigo. Es la ley. ¿Usted es familiar?”. El otro lo mira y le dice, “no, ese es el tema, no somos nada y con la herencia que deja”.
Es lo que me pasa con Elon Musk. No es que me caiga simpático, pero si fuéramos parientes ese detalle lo pasaría por alto. Eso sí, no creo que llegara a los extremos de Javier Milei con sus esfuerzos por ser su mejor amigo. El león argentino se transforma en un perrito faldero, saca la lengua, mueve la cola y le hace fiestas al dueño de X. Suena como algo alcahuete, ¿no? Y no creo que lo consiga: X ya tiene un mejor amigo y se llama Donald Trump. Hace unos días este por primera vez reunió a su gabinete ministerial y Musk, aunque no es ministro, estaba allí. El presidente abrió la reunión y le da la palabra a su camarada Musk y este les reseñó a sus pares (?) los cortes, recortes y reformas que deberán encarar en sus respectivas carteras. El mandatario retomó la palabra y puso el tema a consideración: “¿hay alguien que no esté de acuerdo o no le guste Elon? Si lo hay lo echaremos de aquí”.
Todo el mundo quietito, callados y sin moverse en el sillón. Si alguno estaba desconforme, y en voz baja se dice que sí, ni se atrevió a preguntar.
Es el estilo Trump. También el estilo Milei, pero el de este más en chiquito. Y eso que el león argentino tiene la suerte de contar con “la casta”, tan sin autoridad, por lo entreverada y corrupta , que hasta ahora no ha podido aprovechar algunos “cachones” que les está dejando.
El argentino fuera de fronteras, aparte de mover la cola ha tenido también que acomodar el cuerpo: tuvo que votar en contra de Ucrania. Se abstuvo, pero en los hechos votó a favor de Rusia. Él, que a rusos y chinos se los comía crudos. El mundo, con estos jugadores, esta patas pa’arriba. ¿O no?
Fíjense que Lula, que se las tiraba de gran arbitro global y dijo que la guerra fue provocada por Ucrania y habló de un solución con “nuevos terrenitos” para Rusia. Lo mandaron a la Amazonia, fue abucheado en Portugal, rechazado en Europa, etc. etc. Dejó de ser considerado; él y las aspiraciones imperiales brasileñas. Sin embargo hoy lo que parece que va a caminar es la propuesta de Trump que es como la de Lula, quizás hasta agravada, y nadie le atribuye mérito al brasileño . Pero lo de Lula no fue solo eso; ha hecho agua con lo de Venezuela, EEUU le da poca bola, rusos y chinos lo tienen como socio de segunda -“cretinos útiles” le llaman-, y ya está viejo. Por si fuera poco su imagen interna viene en caída libre y eso tiene muy atentos y preocupados a los militares brasileños, pese a que Lula jamas les reclamó que “rindieran cuentas” como ocurrió en el resto de la región. “Está viejo, ya no les sirve”, me dijo un colega del norte.
La buena noticia es que Yamandú Orsi no tiene el estilo Trump ni el estilo Milei. ¿Cuál es su estilo? Calma, en unas horas lo sabremos.
Por ahora, más allá de declaraciones personales programáticas y dogmáticas, y algunos titubeos, no está nada claramente definido. Salvo, eso sí, la política exterior: resucitar a Lula es la consigna; que él sea el faro que nos ilumine. ¿Y si titubeamos también en esto?, total.